¿Qué le pasa a tu cuerpo cuando comes chicle?

  • El consumo de chicle tiene tanto beneficios, como perjuicios para nuestra salud

  • Se trata de un método barato, seguro y efectivo de liberar estrés

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El día a día de la sociedad actual implica un constante trajín de actividades que todos aceptamos y sobrellevamos como podemos. Una de las herramientas que nos ayudan a sobrevivir a este non-stop de actividades son los bien llamados ‘placeres culpables’. Uno de estos dulces pecados es mascar chicle de forma habitual. Los hay de muchos sabores, y pueden incluso tener propósito terapéutico, pero conviene echar un vistazo en profundidad a qué pasa con nuestro cuerpo cuando comemos chicle, y sus beneficios o perjuicios para nosotros

Efectos positivos de masticar chicle

El primer gran beneficio, y quizás el más obvio, es que masticar chicle ayuda a reducir el estrés y la ansiedad. De hecho, un estudio reciente ha llegado a dar números al respecto, afirmando que puede reducir un 17% el nivel de ansiedad. De hecho hay quorum sobre este aspecto de mascar chicle, afirmando que se trata de un método barato, seguro y efectivo de liberar estrés. 

Un segundo efecto positivo de masticar chicle es la mejora de las funciones cognitivas de los sujetos. Un estudio de 2015 concluyó que “masticas chicle está asociado con mejoras de la productividad y errores cognitivos reducidos durante el trabajo”. Por tanto parece que masticar chicle mejora nuestra memoria a corto plazo y aumenta la atención mientras estamos masticando.

En cuanto a las herramientas de masticado, nuestros dientes, también son objeto de los efectos positivos de estar mascando chicle. Al masticar aumentamos la producción de saliva, que es buena para los dientes porque neutraliza ácidos de la placa y limpia la boca. Eso sí, para que esto se cumpla tiene que tratarse de chicle sin azúcar y con xylitol, que ayuda a deshacerse de las partículas de comida que queden en la cavidad bucal. Este aumento de saliva también elimina el mal aliento y reduce las bacterias en la boca, por si no fuera suficiente. 

Un último posible beneficio es que reduce el hambre, con lo que nos ahorramos las calorías propias del galgueo entre comidas y, además, masticar chicle consume calorías, aunque no sean demasiadas. 

Efectos negativos de masticar chicle

El efecto negativo más evidente es si consumimos chicles con azúcar, que es terrible para los dientes, pero buenísimo para las bacterias que viven en nuestra boca y quieren dejarnos sin dentadura. Siempre es más recomendable consumir chicles sin azúcar, que metabolizan el dulzor más lentamente, con lo que aportan menos calorías también al sistema. 

Otro perjuicio obvio de pasarnos el día masticando chicle es que nuestras mandíbulas pueden sufrir algún daño. El mascado constante, sea de lo que sea, puede provocar dolores de cabeza y en la mandíbula, además de lesiones en la articulación temporomandibular. La sensibilidad a este tipo de lesiones depende del individuo, por lo que si tienes molestias en esta articulación, acude a tu médico. 

Otro pequeño inconveniente de comer chicle es que puede causar molestias estomacales, ya que al comer chicle podemos tragar aire, lo que puede provocar dolor de estómago, gases o incluso síndrome del colón irritable. Eso sí, no debemos preocuparnos si nos tragamos el chicle, ya que nuestro cuerpo no lo digiere, y de la misma forma que entra, saldrá unas horas después, pero por otra cavidad. 

La última señal de “precaución” a la hora de comer chicle no va para la mayoría de la población, sino solo para aquellos con empaste de amalgama con mercurio. Este tipo de empastes se han prohibido en la Unión Europea para ciertos tipos de pacientes, pero están en desuso en la actualidad. Sin embargo, si tienes este tipo de empaste el masticar chicle puede acelerar la degradación de la amalgama de mercurio, con lo que se liberará más cantidad de este metal a tu boca y torrente sanguíneo.