De la cabeza a los tobillos: lo que le pasa a tu cuerpo de verdad cuando pasas de la playa a la oficina

eltiempohoy.es 09/09/2018 10:46

Acostumbrar a nuestro organismo

Es septiembre, otro de esos meses en los que nos ponemos objetivos inalcanzables después de haber disfrutado de unos días de descanso en la playa o en la montaña y de habernos relajado en las buenas costumbres. Es complicado recuperar la rutina, pero los expertos nos aconsejan hacerlo de manera paulatina, para ir adaptándonos.

"Hay que tener paciencia, pues en un par de semanas el cuerpo ya estará acostumbrado. Para ello, lo ideal es renunciar a la cafeína y al alcohol, descansar ocho horas por la noche, intentar hacer deporte y buscar nuevas actividades que puedan estimularnos", señala Judit Calpe, doctora en Medicina General y Familiar.

En la cabeza

Llevas semanas tumbado en la playa, durmiendo más de lo habitual y sin sentir en tu cabeza el estrés laboral, pero en pocos días empezarás a notar la presión en tu cuello y espalda, primordialmente. Los dolores de cabeza que quedaron en el olvido se pueden volver una constante, la falta de descanso puede ser una de las causas, motivada en muchas ocasiones por la fatiga visual tras pasar muchas horas frente a la pantalla del ordenador.

El desajuste del reloj biológico, encargado de regular los ritmos de sueño y vigilia (circadiano), y los cambios de temperatura procuran trastornos del sueño y, en consecuencia, somnolencia diurna. Para paliarlos, debemos recuperar paulatinamente nuestro hábito de ir a la cama pronto para descansar las 8-9 horas necesarias para rendir al máximo.

Lumbalgias y cervicalgias

Son muchos los que se quejan de molestias en la espalda tras un largo viaje, ya sea en coche o en transporte público. La lumbalgia es habitual en esta época del año entre los conductores, pero también la cervicalgia, según la Sociedad Española de Reumatología, debida a malos hábitos posturales, como mirar el móvil durante horas, el cambio de cama y almohada durante las vacaciones, el sobrepeso de las mochilas y las maletas que utilizamos para los trayectos. Una visita al médico, acompañada de unas sesiones de fisioterapia o de masoterapia te ayudarán a recomponer esos dolores incapacitantes.

El corazón y su síndrome

En vacaciones nos saltamos todas las buenas costumbres y luego llegan las consecuencias. La Fundación Española del Corazón nos recuerda recomponer el consumo de grasas y de sal con platos cocinados al vapor, a la parrilla o la plancha y aumentar la presencia en nuestra dieta de verduras y hortalizas. Es habitual consumir más refrescos, lo que hace que nos olvidemos de la necesidad imperiosa para nuestro organismo de un litro y medio de agua, un acto al que debemos obligarnos, sobre todo las personas mayores.

Asimismo, FEC avisa de que el verano, que todavía no ha terminado, suele venir acompañado de un aumento en el consumo del alcohol. La ingesta excesiva y brusca de bebidas alcohólicas puede provocar una aceleración del ritmo cardiaco, lo que se conoce como el síndrome del corazón en vacaciones. “Es una arritmia supraventricular que se da generalmente en las aurículas y suele producirse en personas sanas, jóvenes y sin historia previa de arritmias. La ingesta de altas cantidades de esta sustancia y en un periodo corto de tiempo (una fiesta, por ejemplo) libera adrenalina y noradrenalina, dos hormonas que provocan una aceleración del ritmo cardiaco", explica el cardiólogo Miguel Ángel García-Fernández.

El sistema inmune

El sistema inmulógico es uno de los primeros en sufrir el brusco cambio de la relajación a la ansiedad. Nuestra calidad de vida tiene una incidencia directa en las defensas inmunitarias y el estrés es un virus que lo invade y puede derivar en la aparición de enfermedades porque altera la formación de linfocitos y la secreción al torrente sanguíneo.

Según muchos expertos, la respuesta al estrés incrementa la secreción de glucocorticoides, unas hormonas que afectan a la actividad normal del sistema inmunitario. Por eso, y como estamos arrancando el nuevo curso, es momento de imponerse unas pautas que mejorarán tu calidad de vida. Además de una buena alimentación (con horarios fijos) y la adaptación al sueño, debes aprender a relajarte con prácticas deportivas que han demostrado científicamente su eficacia frente a la tensión, como el yoga, el pilates o la meditación.

Los pies

Como te hemos contado en varias ocasiones, pese a los beneficios de caminar por la playa descalzo, esta época del año no es la más propicia para tus pies. La deshidratación por la exposición al aire libre, el uso de calzado inadecuado, que suelen producir durezas y callos, y la humedad, que aumentan la proliferación de hongos y bacterias afectan a nuestras extremidades, que están deseando el regreso de la protección del calzado del otoño.

Sin embargo, la higiene diaria, con especial atención al secado que debe ser cuidadosa, la utilización de cremas específicas y una visita al podólogo ayudarán a que tus pies se preparen para la próxima estación.