La BBC defiende su proceder ante el caso del presentador acusado de pederastia

  • El director general de la corporación pública británica reconoce que es escándalo está dañando la reputación de la cadena y dice que la investigación ya está en manos de la policía

  • Nadie se atreve a nombrar al presentador, que al parecer es uno de los rostros más conocidos de la cadena, por el temor a las consecuencias legales por difamación

  • La presunta víctima asegura que todo es falso y que el presentador no hizo nada, pero los padres dicen que tienen pruebas y aparecen otras tres alegaciones contra el presentador

El director general de la BBC, Tim Davie defendió este martes, en una entrevista en BBC Radio 4, la actuación de la corporación pública británica en el caso de las acusaciones de pederastia a un presentador estrella de la cadena por presuntamente haber pagado 40.000 euros a un joven para que le enviara imágenes de contenido sexual cuando tenía 17 años. Davie afirmó que su deber era proteger era proteger a su empleado. Y reconoció que la situación es “difícil y compleja” para la BBC y que las acusaciones son "claramente dañinas" para la reputación de la cadena, pese a que se está tratando con total transparencia en los noticieros y programas de la cadena como si fuera una noticia más y como ya hizo recientemente con el caso Lineker.

El caso se complica cada vez más. La familia del joven acusó, a través del diario The Sun al presentador de aprovecharse de la inocencia de su hijo y a la BBC de no haber hecho nada. Tim Davie explicó este miércoles que la corporación había seguido el proceso correcto, que la familia no respondió a sus llamadas en su momento.

El joven de 20 años, la víctima de este escándalo, ha dicho que las acusaciones de su madre y su padrastro son “basura” y que la información de The Sun era incorrecta y que el presentador no hizo nada malo. La familia y el The Sun lo desmienten y dicen que tienen pruebas. Mientras que otros tres jóvenes que conocieron al presentador en una aplicación de citas y en Instagram lo señalan, uno por amenazarle cuando le insinuó que revelaría su identidad, otro por enviarle emoticonos de corazones y besos a través de Instagram cuando tenía 17 años y el otro por saltarse las normas del Covid. El presentador sigue apartado y furioso, según cuentan sus amigos íntimos. La investigación está ya en manos de la policía. 

¿Qué se sabe hasta ahora?

Esta es la secuencia completa de los hechos después de los últimos acontecimientos y de las últimas declaraciones. El 19 de mayo los padres del joven denunciaron por teléfono a los servicios de audiencia de la BBC que un presentador estrella había pagado 40.000 euros por enviarle imágenes de contenido sexual a su hijo. Los detalles de este contacto y la llamada fueron remitidos al equipo de investigaciones corporativas, que evaluó la información de la denuncia. Concluyó que no incluía una acusación de criminalidad, pero que, sin embargo, requería una mayor investigación.

El mismo 19 de mayó envió un correo electrónico al denunciante, a los padres, indicando que se tomaban en serio las acusaciones y solicitando información adicional para verificar las afirmaciones realizadas y su identidad. No hubo respuesta. El 6 de junio llamaron por teléfono sin respuesta. Unos días volvieron a llamar, de nuevo sin respuesta.

El 6 de julio el diario The Sun contactó con la BBC para comunicarle que al día siguiente publicaría un artículo con la denuncia de los padres. La BBC decidió apartar temporalmente al presentador y se puso en contacto con la policía por las “alegaciones de otra naturaleza” contenidas en el artículo. Ese fue el primer día que Tim Davie y el resto de directivos supieron del caso. Según dijo este martes Davie, cuando les contactó The Sun conocieron pruebas que desconocían. Al parecer, no sabían que eran menor. El padrastro replicó (siempre a través de The Sun) que explicaron a la BBC que su hijo tenía veinte años y hacía tres que le pagaba por las fotos y vídeos.

El padrastro también afirmó (siempre a través de The Sun) que les informaron el 19 de mayo de que tenían capturas de pantalla de una de las videoconferencias del presentador en calzoncillos con su hijo a punto de actuar para él. “Les planteamos las acusaciones durante una hora (el 19 de mayo) -dijo el padrastro-. Es un delito poseer imágenes indecentes de cualquier persona menor de 18 años, lo que conlleva una pena máxima de 10 años de cárcel”.

El lunes 10 de julio, los ejecutivos de la BBC se reunieron con la policía para denunciar el asunto y discutir cómo avanzar en la investigación. La policía se hizo cargo de la investigación y pidió a la corporación que parara la suya. El abogado del joven emitió un comunicado diciendo que no sucedió "nada inapropiado" con el presentador y que éste era inocente. Y también que se lo dijeron a The Sun antes de publicarlo, pero lo publicó igualmente.

Los padres (a través de The Sun) se preguntaron cómo su hijo tenía un abogado, aseguraron tener pruebas del delito y acusaron a la BBC de mentir. El martes 11, un segundo joven de 22 años que había conversado con el presentador a través de una aplicación de citas cuando tenía 17 explicó a la BBC que el presentador lo amenazó después de sugerir que podría nombrarlo.

También este martes, otro joven de 23 años dijo a The Sun que en 2021 el presentador rompió la normas del Covid durante el tercer confinamiento para ir a verlo fuera de Londres “mientras la BBC señalaba a la gente que se saltaba las normas” en un ejercicio de hipocresía.

¿Por qué nadie da nombres?

Lo primero que choca de este caso es que no se ha dado ningún nombre. Ni el del presentador, ni el del joven ni el de los padres (porque su identidad podría llevar a la del hijo), aunque todo el mundo en la BBC (como reconoció Davie) sabe quién es. Nadie se atreve a decir nombres. Hay dos razones legales: por el derecho a la privacidad y por la ley que protege de la difamación.

En cuanto a la primera razón, la ley reconoce que cada persona tiene “una expectativa razonable” a la privacidad a menos que haya un interés público superior en revelarla un delito. En este sentido hay una sentencia histórica del Tribunal Supremo de 2022 que sentó precedente al fallar contra Bloomberg en un caso de privacidad. En 2016 Bloomberg nombró en un artículo a un ejecutivo estadounidense de una gran empresa pública que se enfrentaba a una investigación penal por corrupción y soborno basándose en una filtración.

El empresario demandó a Bloomberg por el artículo, alegando que el medio había hecho un mal uso de su información privada ya que él no había sido arrestado ni acusado de ningún delito en relación con la investigación de corrupción. El juicio duró seis años (entre procesos legales y apelaciones) y fue una lucha entre el derecho a la privacidad del empresario y el derecho a la libertad de expresión de Bloomberg. La justicia británica se puso del lado del empresario. Desde entonces que los medios de comunicación británicos no publican información sobre personas sujetas a investigaciones criminales.

En el presunto caso de pederastia del presentador de la BBC, el padrastro del joven explicó que había ido a la policía para explicar lo sucedido y que la policía le había dicho que “no había nada ilegal”. Los periodistas no tienen pruebas contundentes contra el presentador de la BBC. Además, los abogados del joven han dicho que su cliente también está sufriendo una invasión de la privacidad. Y podría demandar a quienes le nombraran.

La segunda razón es por la ley de difamación, que protege la reputación de cualquier individuo del daño público causado por mentiras. Esto significa que cualquiera que especule en las redes sociales sobre la identidad del presentador podría ser demandado por dañar reputación y causarle daño económico. De hecho, desde que estalló el caso el domingo que se ha especulado con el nombre de muchos presentadores en las redes sociales que han tenido que salir a desmentirlo y algunos quieren presentar demandas por difamación. No solo es no decir el nombre si no no dar ninguna información que pudiera llevar a la persona.

A veces este tipo de acusaciones las lanzan personas con intereses ocultos o malas intenciones o que padecen algún tipo de problema mental. La Policía Metropolitana ahora está evaluando la información facilitada por la BBC y trabajando para establecer “si hay evidencia de un delito penal”. 

¿Debe ser el mismo presentador el que se identifique?

Pese a que nadie se atreve a decir nombres, hay gente que le pide al presentador misterioso que sea él mismo el que se identifique por el daño que considera que está haciendo a la BBC. Uno de ellos es el presentador de BBC Radio 2 Jeremy Vine. “Estoy empezando a pensar que el presentador de la BBC involucrado en el escándalo ahora debería presentarse públicamente. Estas nuevas acusaciones (las de los dos nuevos jóvenes) darán como resultado que se arroje aún más vitriolo a colegas suyos totalmente inocentes. Y la BBC está de rodillas ante él. Pero es su decisión y solo suya”, dijo Vine, que seguramente conoce su identidad.

Sin embargo, el exdiputado conservador Harvey Proctor, considera que su identidad debería mantenerse en el anonimato. Proctor vio como su carrera política y su vida fueron arruinadas en 2015 por las falsas acusaciones de pedofilia lanzadas lanzadas por un hombre llamado Carl Beech que más tarde se supo que se lo había inventado. Beech fue posteriormente condenado a 18 meses de cárcel. Pero el nombre de Proctor ya había aparecido en los medios asociado a la pedofilia y ya no pudo lavar su reputación. Incluso tuvo que cambiar dos veces de casa tras sufrir amenazas de muerte. Más tarde llevó a la policía a los tribunales en un hecho sin precedentes y fue indemnizado con un millón de euros.

“En las redes sociales las personas se convierten en detectives de sillón y se están entregando a especulaciones salvajes que acusan falsamente (…). Algún día la prensa y las redes sociales irán demasiado lejos y es un día que todos deberíamos temer- afirmó Proctor después de saber que el joven, había escrito a The Sun desmintiendo toda la información antes de publicarla pidiéndose que no la publicara, que el presentador de la BBC era inocente. Pero el diario no le hizo caso. “Tomó unas pocas horas arruinar mi vida -Y sentenció:- Sé que pensaré en lo que me pasó mientras viva. Pensé que iba a morir por el estrés o que me iba a matar, una opción a la que muchos sucumben”.