Conoció a la pequeña Mari Luz y se obsesionó con ella

MALENA GUERRA 10/04/2008 00:00

Santiago del Valle tenía que haber entrado en prisión pero recurrió y un juzgado de Sevilla tardó 3 años en resolver el recurso. Durante ese tiempo abusó de otra menor sevillana. Fue condenado pero el juzgado no ejecutó la sentencia por ignorar sus antecedentes. La condena por abusar de su propia hija no se inscribió en el archivo de penados al no ser firme y Del Valle se escapó. Cuando se resolvió el recurso y la sentencia fue firme, el juez sólo intentó averiguar su domicilio y no dictó una orden de busca y captura que hubiera activado a todos los cuerpos de seguridad del país.

La misma semana que desapareció Mari Luz, una revista publicaba este anuncio "Soy Santiago, tengo 42 años, deseo encontrar a la mujer de mi vida. A ser posible me gustaría que tuviera una edad aproximada a la mía, pero sobretodo que sea una persona con buenos sentimientos (...)".

Este anuncio puso en guardia a una familia de Gijón. El que escribía era el mismo hombre que había acosado a su hija hacía dos años. Del valle se presentó en la casa de los abuelos de la chica, dijo que era el hermano enamorado de Cristina, la supuesta amiga con la que la asturiana, de 13 años, había empezado a chatear en Internet. Ella le rechazó pero Del Valle se apuntó a clases de adultos en un instituto cercano al que estudiaba ella. La esperaba a la salida de clase. La madre puso una denuncia y obtuvo una orden de alejamiento del acosador.

Santiago del Valle y su mujer regresaron a Sevilla. No tenían casa y aparecieron en televisión reclamando una vivienda digna. Mientras, el magistrado del juzgado numero uno de lo penal de Sevilla seguía ordenado tímidamente a su secretaria que indagara sobre el paradero del matrimonio, y seguía sin dictar orden de búsqueda.

Santiago y su mujer se marcharon a Huelva, al barrio del Torrejón, a la casa de los padres de Santiago. Habían fallecido y su hermana Rosa vivía allí. Santiago conoció a Mari Luz, se obsesionó con la pequeña. Se apuntó a clases nocturnas en el instituto de la niña. Le echaron por mantener una conducta impropia, porque intentaba toquetear a los niños. Lo mismo que según confesó, intentó hacer con Mari Luz. El día que se la llevo a su casa, como siempre, su mujer estaba con él. No dijo nada, dejó que su marido, con ayuda de su hermana, se deshicieran del cuerpo de Mari Luz. Luego huyó con él. Granada, Burgos, Madrid, Cuenca. Estaban a punto de volar al extranjero, al Caribe, pero, con la policía pisándoles los talones, le delató.