Así lo ha explicado en declaraciones a los medios el coordinador eclesiástico de la visita del Papa a Santiago, Salvador Domato, quien ha concretado que el primer plato consistió en queso de Arzúa, San Simón y Cebreiro, acompañado de unas lonchas de jamón.
Además, le fue servido un trozo de empanada de bacalao con pasas y degustó también de segundo una crema de grelos con tacos de pan de maíz. "Todo en cantidades pequeñas", puntualizó Salvador Domato.
El jarrete con patatas del país y zanahorias fue el plato que más le agradó al Santo Padre. "Oí que el jarrete le había gustado mucho", resaltó Domato, quien añadió que el menú se completó con dulces "clásicos" como tarta de almendra, filloas, leche frita y cañas. "La verdad es que no sé qué tomó", reconoció.
El menú fue regado con un caldo de Ribeiro y otro Rioja, pero Salvador Domato resaltó que el Papa "no bebe vino". "Pero, sin embargo, mojó los labios en el postre con una copa de Pedro Ximénez", puntualizó.
No obstante, el pontífice no tomó café "porque no hubo tiempo" y, según el coordinador eclesiástico de la visita, no se sirvieron licores en la comida tampoco porque "no estaba previsto".