El turista comenzó a hacer sus excavaciones a mano a las 9 de la mañana y logró un agujero de 3 metros. A las 5 de la tarde seguía trabajando. Hacía otro agujero y su idea era comunicarlos con un túnel, como hacen los niños, pero a gran escala. Para su desgracia, la arena cedió y él quedó enterrado. Salvó la vida gracias a su novia, que observaba paciente sus juegos y que, cuando lo vio caer, empezó a pedir socorro a gritos. "Fue una imprudencia porque la consistencia de la superfície cedió y quedó sepultado por la arena", explica el Jefe del Parque de Bomberos de La Lagunas, Jesús Domínguez.
Tras la voz de alarma, los bañistas comenzaron a escarbar bajo las instrucciones de un guardia civil. En pocos minutos encontraron la cabeza del alemán y el joven pudo respirar. Después, los bomberos trabajaron dos horas hasta liberarlo de su tumba playera. La ovación de los turistas ponía fin al rescate.
Por suerte, el joven está perfectamente. Distinta fue la fortuna que tuvieron este verano dos niños, en Fuerteventura y en Girona, que murieron al quedar sepultados en el túnel que excavaban.