Cómo salvar a un ahogado

Laura G. Uche 04/07/2016 12:59

En lo que llevamos de 2016 ha habido más de 200 muertes por ahogamiento en espacios acuáticos, unos datos que superan en un 67,5% los del año pasado. Sin embargo, el peor mes según datos de la Federación Madrileña de Salvamento y Socorrismo, que es julio, sólo acaba de empezar.

Aunque hay que tener especial cuidado con los niños pequeños, ya que suelen ser los más indefensos a la hora de manejarse en el agua, el perfil del ahogado en nuestro país es el de hombre de unos 60 años y de nacionalidad española.

Actúa rápidamente y con seguridad

Antes de actuar, en cualquier caso, hay que avisar a los servicios de emergencia, porque aunque el ahogado no muera se le debe realizar un chequeo siempre. Es muy importante también tener en cuenta que si no sabemos nadar o consideramos que podríamos poner en riesgo nuestra vida, no debemos lanzarnos a ayudar, ya que en vez de un ahogado el resultado podrían ser dos.

La primera fase es la de Salvamento

En primer lugar debemos diferenciar entre ahogados conscientes o inconscientes:

-Si el ahogado está consciente y está tranquilo, la operación será mucho más fácil: pondremos una barrera entre el ahogado y nosotros, preferiblemente un objeto que flote “pero si no, una simple camiseta nos sirve”, aconsejan desde la Federación Madrileña de Salvamento y Socorrismo (FMSS). Este objeto servirá para que se agarre y nosotros podremos guiarle hasta la orilla.

-Si el ahogado está consciente pero alterado, debemos tratar de tranquilizarle. Una persona que siente que está a punto de morir puede tratar de agarrarte al ofrecerle tu ayuda y llegar a hundirte.

-Si el ahogado está inconsciente debemos sacarle del agua lo más rápido posible. Cuando prevemos que la persona pueda sufrir un traumatismo existen técnicas para inmovilizarle y que la extracción del agua sea más segura, pero si no conocemos estos métodos, siempre prima la vida frente a las posibles lesiones, por lo que le sacaremos del agua.

La segunda fase es la de Socorrismo

Aunque haya técnicas expecíficas, tú mismo puedes aprender a realizarlas.

-Si la persona está consciente la colocaremos en posición lateral de seguridad para que en el caso de haber tragado agua la pueda expulsar con mayor facilidad.

-Si la persona está inconsciente, se comprueba si respira: si no lo hace, comenzaremos la maniobra de Reanimación Cardiopulmonar (RCP): 30 compresiones torácicas seguidas de 2 insuflaciones de aire repetidas continuamente.

Lo que prima en la RCP es el masaje cardiaco. Para realizarlo correctamente nos colocaremos de rodillas en un lateral del cuerpo de la víctima, con la espalda y los brazos rectos. El talón de nuestras manos (una sobre otra) debe estar encima del esternón, y haremos compresiones utilizando la fuerza de nuestro propio peso. Realizaremos unas 100-120 compresiones torácicas por minuto, hasta que el ahogado recupere el pulso o hasta que lleguen los servicios de emergencia.

Para las insuflaciones hay que tener en cuenta que si no conocemos a la víctima no debemos realizar esta técnica, ya que correríamos el riesgo de contagiarnos alguna enfermedad. Si se está seguro de que el ahogado no está enfermo, procederíamos a abrir la vía aérea colocando una mano sobre la frente y con la otra tirando del mentón hacia arriba. Con tu boca debes sellar su boca e insuflarle dos veces seguidas. ¡Asegúrate de que esté entrando el aire en sus pulmones fijándote en que se hinche su pecho!

Lo más importante, prevenir

Pero sin duda, desde la FMSS, consideran que lo más importante es prevenir, sobre todo con los más pequeños: “Nunca hay que perderles de vista aunque no haya profundidad”. Por ello, con niños en la piscina o en la playa se han de seguir todas las normas de seguridad y hacer caso al personal. Además, cualquier bañista debe actuar con sentido común, y no meterse en zonas en las que no se sienta seguro o pueda correr algún riesgo.