El estudio del King’s College de Londres, publicado en la revista Molecular Psychiatry, muestra que puede haber diferencias estructurales físicas en los cerebros de los adolescentes que sufren bullying regularmente y esto podría aumentar la posibilidad de que sufran enfermedades mentales. La investigación es la primera en sugerir que si el acoso escolar es constante durante la adolescencia puede afectar a la salud mental. “Está demostrado que el entorno y el ambiente influyen en nuestro sistema nervioso y en el desarrollo de nuestro cerebro”, explica María José Acebes, neuropsicóloga y profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Los investigadores analizaron datos, cuestionarios y escáneres cerebrales de 682 chicos de entre 14 y 19 años de Inglaterra, Irlanda, Francia y Alemania. De ellos, detectaron que 36 habían sufrido buylling de forma constante. La investigadora principal, la doctora Erin Burke Quinlan, del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia, ha explicado que "aunque clásicamente no se considera relevante para la ansiedad la importancia de los cambios estructurales en el putamen y el caudado si se vincula con los comportamientos relacionados como la motivación, el condicionamiento o el procesamiento emocional".
El abuso y maltrato que se dan el acoso escolar “generan una disminución del volumen del cuerpo calloso, una estructura que conecta los hemisferios cerebrales fundamental para el funcionamiento adecuado del cerebro”, explica Acebes. “Y, si no hay un tratamiento y un apoyo adecuados, se ha comprobado que los niños que sufren acoso pueden tener más posibilidades de padecer problemas de salud mental, como depresión y ansiedad, predisposición a autolesionarse, trastornos postraumáticos y miedos patológicos asociados al desarrollo y la conexión entre el hipotálamo y el hipocampo, relacionados con respuestas cardiovasculares ante estímulos de peligro, así como con el condicionamiento al miedo”, advierte la neuropsicóloga.
Cómo prevenir el acoso escolar
La Fundación ANAR recoge, en su ‘III estudio sobre acoso escolar y ciberbullying según los afectados', que aunque los casos han bajado, la gravedad del acoso ha ido en aumento. Las conclusiones del estudio parten del análisis de las 36.616 llamadas recibidas por el teléfono ANAR y los 590 casos de acoso contrastados y gestionados en 2017, frente a los 1.207 de 2016. El problema es que el 96,7% de los casos tratados revestían una gravedad media o alta.
En España ya se aplica el método KIVA, un sistema Finlandia utiliza en el 90% de sus centros escolares. Sus impulsores defienden que el acoso es problema de grupo y, por tanto, su prevención pasa por "influir en las normas de grupo". Los alumnos en tres etapas educativas, a los 7 años, los 10 y los 13 reciben clases donde aprenden a reconocer, qué es el acoso escolar a través de una serie de juegos.