Según la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), el atentado insurgente tuvo lugar ayer en el distrito de Daman cuando el jefe de la Policía del distrito se dirigía en un vehículo hacia la ciudad de Kandahar, capital de la provincia homónima.
Al paso del vehículo del jefe policial, los insurgentes hicieron estallar los explosivos improvisados que se encontraban en el interior de otro vehículo.
En el ataque fallecieron el propio jefe de la Policía de Daman, otros tres agentes y un civil afgano, mientras que cuatro policías y cuatro civiles resultaron heridos.
No obstante, según una fuente no identificada citada por la agencia afgana AIP, el jefe policial de Daman murió junto a su guardaespaldas en un la explosión de una bomba colocada en el camino al paso de su vehículo, en la que también resultaron heridas seis personas, sin especificar si eran o no civiles.
La fuente aseguró que el suceso se produjo en el distrito de Spin Boldak -fronterizo con Daman- de la provincia de Kandahar.
Las principales áreas de influencia de la insurgencia se hallan en el cinturón sudoriental afgano, donde predomina la etnia pastún, aunque los talibanes han protagonizado este año ataques por todo el territorio.
Las minas y las bombas situadas en los caminos de fabricación casera son uno de los métodos favoritos de los talibanes para hostigar a las tropas internacionales desplegadas en Afganistán, aunque suelen causar bajas entre la población civil.
En el primer semestre de este año 1.271 civiles murieron víctimas de la guerra afgana, un aumento del 21 por ciento respecto al mismo período del año anterior, conforme a un informe de la misión de la ONU en Afganistán (UNAMA).