Hasta las tres semanas, las uñas de los bebés se parten solas. Son muy frágiles y se resquebrajan con facilidad por ello no debemos sorprendernos si sus bordes son irregulares. No se recomienda cortarlas hasta que al menos tienen un mes porque, además, están muy pegadas a la piel y se pueden lesionar, según indica ‘Mustela’ en su página web.
Si te obsesionan las uñas del bebé, puedes utilizar una lima especial para igualar los bordes con una presión muy suave. Y, cuando empieces a utilizar las tijeras, es importante dejar las esquinas cuadradas sin acercarse mucho al borde y no seguir la forma del dedo. Además, se debe terminar de pulir con la lima y aplicar una loción hidratante.
Según el mismo portal, no debes hacer nunca esta tarea si el niño está nervioso. Se deben aprovechar momentos de relajación para padres y bebé como después del baño o, incluso, cuando el niño está dormido.
Los arañazos producidos por las uñas provocan heridas que se curan solas, al aire. Lo único que debe hacerse es mantenerlas limpias.
Por otro lado, si al cortar las uñas al bebé le hacemos alguna herida, solo debemos presionar con una gasa hasta parar el sangrado. En ningún caso se debe emplear una tirita, que podría llevarse a la boca.
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