Los datos del estudio, que ha contado con 1.350 familias españolas, reflejan que un 97% de los progenitores consultados afirman que el desayuno es una fuente de discusiones. Mientras que los padres se preocupan por un ambiente positivo (53 por ciento sobre el total) y los aspectos nutricionales de los alimentos (34 por ciento), sus hijos muestran más interés en comer lo que les gusta (62 por ciento).
Asimismo, hasta un 88 por ciento de los padres afirman resolver estos pequeños conflictos cotidianos con acuerdos entre ambas partes.
Una de las partes negativas, que refleja la complicada situación de conciliación, es que tan solo una de cada tres familias afirma que desayunan juntos, aunque el 77 por ciento de los menores creen que si lo pasan bien con sus padres en el desayuno tendrán un buen día. Además, los más pequeños de la casa prefieren renunciar a aparatos electrónicos durante el desayuno para estar pendientes de sus padres.
Con respecto a la tecnología, seis de cada diez padres reconocen que dejan utilizar aparatos electrónicos (tv, móvil, tablet...) durante el desayuno, aunque el 49 por ciento de las ocasiones refiere al fin de semana u ocasiones especiales.