La familia de Lindsay decidió intentar recuperar su ilusión conociendo a su nieta Ayla. La pequeña nació siete meses después de que fuera arrestada, en mayo de 2012 en el aeropuerto de Bali, y aún no se conocían.
Abuela y nieta han podido verse en varias ocasiones en una semana y la pequeña se ha llevado un vestido de hadas de regalo. Los funcionarios las han dejado pasar varias tardes jugando en la sala de visitas de la prisión y Ayla mostraba su alegría lanzándoles besos a todos.
Tras la noticia de la suspensión de la ejecución hasta final de año, la señora Sandiford ha vuelto a realizar una campaña para que la gente que quiera ayudarla con una donación económica pueda hacerlo a través de una plataforma, y así poder financiar una apelación contra su veredicto de pena de muerte, según publica el diario Mirror.
Lindsay asegura que se vio obligada a traficar con la droga debido a las amenazas que sufría contra la seguridad de sus hijos.