La corrupción es la respuesta de los ciudadanos a los Estados que no prestan servicios

AGENCIA EFE 03/07/2010 14:14

En entrevista con Efe, la peruana Beatriz Merino, Defensora del Pueblo en Perú y presidenta de la Federación Iberoamericana de Onbudsmen (FIO) desde noviembre de 2009, considera que en Latinoamérica la corrupción "se ha instalado como una especie de rechazo al sistema".

Merino sostiene que así puede entenderse el desapego de los latinoamericanos con sus sistemas políticos, pues según el Latinobarómetro apenas un 40 por ciento de los ciudadanos de la región dice sentirse satisfecho con el sistema democrático, un porcentaje prácticamente estable desde 1995.

"La corrupción es la resistencia de los latinoamericanos contra Estados que no han sabido proporcionar a sus ciudadanos lo que se supone que debían proveer", sostiene Merino.

Según Merino, la corrupción también puede entenderse al observar los bajos salarios de los funcionarios públicos en la región: "No digo que un sueldo bajo justifica la corrupción, pero ayuda a comprenderla", y reflexiona: "¿Hay algún sueldo público que justifique los gastos de las campañas electorales? ¿No está en el fondo la corrupción, esa lucha indiscriminada por el poder?".

Pero hay más factores que contribuyen a consolidar la corrupción, como la pasividad de las empresas privadas: "¿Donde están en Latinoamérica las grandes campañas contra la corrupción del sector privado, las sociedades industriales, las petroleras...?", se pregunta Merino, quien recuerda que delante del empleado público que acepta el soborno hay un actor privado que lo entrega.

Sin embargo, Merino cree que la región, pese a todas las debilidades, camina decididamente "hacia la democracia, la institucionalidad, la transparencia y el consenso en las políticas públicas, que ya no cambian con el gobierno de turno".

La Defensora peruana, cuya institución está entre las más valoradas en el país, entiende que las latinoamericanas "son sociedades que en sus raíces tienen rasgos autoritarios", y por ello es fundamental la labor de los Defensores (con este u otro nombre) que tengan como función "poner límites al poder".

La tarea de los defensores precisa de autonomía frente a los poderes, sobre todo el Ejecutivo, que puede tratar de asfixiarla presupuestalmente con el fin de restarle margen de maniobra.

Aunque Merino se niega a citar casos en la región, sí recuerda que los empleados de la Defensoría peruana tienen congelada la escala salarial desde hace 13 años: "Es paradójico, pero iluminador sobre cuál es la actitud del supervisado con respecto al supervisor", medita.

Entre las quejas más recurrentes que reciben los defensores de la región están las relativas al sistema de pensiones, pues la desprotección a los ancianos es "uno de los grandes fracasos y de las grandes tragedias de Latinoamérica".

Junto a estas quejas, están las referentes a los atropellos sufridos por las distintas minorías -raciales o sexuales- y la desprotección de los llamados "grupos vulnerables", como son los discapacitados o los presos.

Una cuestión específica de la región es, sin duda, la discriminación racial "problema endémico que está en la raíz de los problemas de Latinoamérica y que se denuncia muy poco por miedo a represalias", pese a que nadie puede negar su importancia en las sociedades del centro y Sudamérica.

Merino cree que los pueblos originarios de América no se sienten representados por sus instituciones, ya que el Estado se construyó de espaldas a ellos, pero el desarrollo de la región, muy ligado a las actividades extractivas donde estos indígenas viven, está poniendo en la agenda su "problema histórico de abandono".

Beatriz Merino presidirá la Federación Iberoamericana de Ombudsmen hasta noviembre de 2011, siempre que continúe en su cargo de Defensora en Perú, pero últimamente está oyendo cantos de sirena que le sugieren presentarse como candidata a la presidencia de la República el próximo año, algo que hasta el momento no confirma, ni descarta.