Desengañada y terriblemente horrorizada. Así se siente ahora Khadija. Bajo este nombre falso para asegurar la confidencialidad, esta profesora de escuela primaria, explica a la cadena estadounidense CNN, como abandonó su empleo y decidio ingresar en las filas del Estado Islámico siguiendo los consejos de un hombre tunecino que había conocido en Internet.
Así, Khadija entró a formar parte de un grupo de mujeres encargadas de vigilar que las demás cumplían la ley 'sharía'. Pero, con el paso del tiempo, sus tareas fueron cambiando y la profesora se encontró manejando un rifle de asalto y aprendiendo a dispararlo.
Durante ese tiempo, Khadija justificaba la lucha por un futuro más moderado pero las atrocidades de los radicales hicieron que su fe se tambalease: "Vi crucificar a un joven y decapitar a un hombre", cuenta Khadija.. Los malos tratos, abusos sexuales, casamientos forzosos, decapitaciones e incluso crucifixiones le mostraron con toda crudeza el lado más salvaje de la organización. Finalmente, lo que le empujó a abandonar fueron las presiones que recibió para que se casara.
Khadija vive ahora en Turquía y oculta su identidad porque teme la venganza de los yihadistas. "Solo quiero volver a mi vida anterior. Ser alegre, amar la vida, reír, viajar, dibujar, escuchar música", concluye.