Hasta ahora la familia de Paul Nolan Miralles no tiene "pistas objetivas" alguna sobre el paradero del joven, comenta Melchor Miralles. Llevan días buscándolo con perros adiestrados. "Uno de estos animales se lanzó al agua cuando pasaron por la zona en la que Paul dejó su bici, pero los buzos de la policía le han buscado en el fondo del canal sin hallar rastro alguno".
Esta ha sido hasta el momento la única pista fiable y no ha llevado a nada, lamenta su tío que comenta que mantienen abiertas muchas líneas de investigación atendiendo al sentido común.
Han repasado sus últimos pasos y no han encontrado "nada" que les haga pensar que "se podía encontrar triste u mal por ningún motivo".
Miralles ha explicado que su sobrino salió de un bar después de trabajar. Como había bebido cuatro copas y no solía hacerlo, un amigo lo llamó para asegurarse de que había llegado bien a casa y no contestó. Al confirmar con sus compañeros de piso que no había llegado, saltó la alarma.
No han parado de buscar desde entonces y "cada día que pasa esto se complica", dice Miralles, que recuerda que su sobrino es un chico normal, muy metódico y que no consume drogas.
Paul trabaja como fotógrafo y como camarero en un Hard Rock Café de Amsterdam. La noche de su desaparición llevaba una chaqueta de cuero negro, jeans negro y zapatos converse negro. Su bicicleta, de montaña, es negra también.
Aunque "está siendo un infierno" reconforta la ayuda de la gente que llega a través de las redes sociales, dice Miralles. "Muchísima gente nos da ideas". La familia sigue buscándolo sin para en Amsterdam y ha puesto en marcha una web, FindPaul, para cualquier persona que pudiera hacerles llegar una pista.
Para aportar alguna pista sobre el paradero de Paul Nolan Miralles