Emily y Chase Morgan, tenían el permiso del médico para subirse junto con su hija de tres años a un crucero. Emily, embarazada de 23 semanas, daría a luz, previsiblemente, en diciembre. Sin embargo, al segundo día de subirse al barco, comenzó a sentir contracciones. Después de cuatro horas, empezó a sangrar. Fue en este momento cuando tuvo que ser trasladada a la unidad médica del barco, según publica The Washington Post.
El médico le informó de que no estaban preparados para asistir un parto de aquellas características. “Me dijeron que no empujase”, cuenta, pero “Yo le dije: son contracciones, voy a tener al bebé tengo que empujar”. En menos de una hora, Haiden nació. El bebé pesó 680 gramos y sobrevivió gracias a la persistencia de sus padres por mantenerle con vida.
Con ayuda de gasas, que cada 90 minutos cubrían con soluciones salinas, sus padres improvisaron una incubadora. De esta forma, cuando llegaron a la orilla, en Puerto Rico, Haiden seguía con vida. Tras tres días en el hospital del país, fue trasladado a uno de Miami donde permanecerá, previsiblemente, hasta diciembre, por las complicaciones derivadas del nacimiento prematuro.