Después de seis meses compartiendo espacio y sintiendo la piel de su hermano, estos gemelos no soportaron estar separados. Los bebés, que nacieron prematuros, apenas llevaban un par de minutos separados cuando empezaron a llorar. Nada consolaba a Weston y Caleb y los médicos, después de varios intentos, decidieron juntar sus mejillas. Dieron en la clave, ya que los pequeños se relajaron inmediatamente y quedaron inmóviles.
El padre de los recién nacidos, Dane Lyman, siguió a los niños para ver cuánto pesaban y pudo grabar el momento. “Fue una de las cosas más dulces de ver y estoy muy contento de haberlo presenciado”, explicó a Metro. Cuando se enteraron de que iban a tener gemelos, la pareja confiaba en que “serían buenos amigos y se apoyarían mutuamente”. Con sus bebés en los brazos, lo han podido corroborar.