El fuego se extendió por la maleza, pero no afectó a las especies autóctonas de más valor.En el ascenso al Monasterio de Caveiro, se nota el olor a quemado. Los turistas, mucho más abundantes en estos días, se interesan más por el desastre que por la belleza del parque. Lo que es cierto, es que las Fragas siguen vivas a pesar de las cenizas, y siguen regalando postales verdes en este verdadero tesoro natural para muchos desconocido.