El gigoló sectario que engañó a la multimillonaria de pasado nazi

INFORMATIVOS TELECINCO / AGENCIAS 09/03/2009 18:47

La justicia alemana ha optado por la vía rápida y ha condenado a seis años de cárcel a Helg Sgarbi, el seductor que chantajeó a la mujer más rica de Alemania, Susanne Klatten, y a otras tres multimillonarias, en un juicio de una sola vista. El objetivo último, evitar a las víctimas el apuro de pasar a declarar.

Por eso, el culebrón de Sgarbi y sus acaudaladas víctimas a las que extorsionaba con filmaciones de escenas íntimas se extinguió apenas unas horas después de que el acusado compareciera ante el tribunal, sonriente y tranquilo, bajo un alud de flashes. Suizo de 44 años, Sgarbi abrió la sesión pidiendo perdón a sus víctimas por los daños causados y brindó luego a la audiencia de Múnich una amplia confesión.

Del colectivo de multimillonarias sólo trascendió el nombre de Klatten, ya que el tribunal preservó el anonimato de las restantes. Precisamente fue esta quien denunció a su ex amante, harta de que a la primera extorsión siguieran otras exigencias, cada vez mayores. En total le entregó seis millones de euros, pero no parecieron suficientes al chantajista, que seguía pidiendo.

Sólo entonces, la heredera del imperio de los Quandt, una de las mayores fortunas del país y propietarios del 46 por ciento del consorcio automotriz BMW, acudió a la policía, a principios de año, consciente de que con ello destapaba la olla del escándalo. Así, Klatten, de 46 años, casada desde hace 18 y madre de tres hijos, decidió poner fin a un chantaje que inmediatamente se convirtió en pasto de la prensa sensacionalista.

El plan financiero de una secta

¿Cómo actuaba Helg Sgarbi? Su principal método era chantajear a sus amantes con filmaciones de escenas íntimas. O eso o todo saldría a la luz. Según la policía, Sgarbi tenía en su ordenador una grabación de 38 minutos de largo con escenas comprometedoras de Klatten, a la que a modo de aperitivo había mostrado unos minutos.

Actuaba, incluso, con el apoyo de algunos cómplices. Entre esos ayudante se supone que está Ernano Barretto, jefe de una secta radicada en la región italiana de los Abruzos. Se dice entonces que Sgarbi no podía satisfacer las demandas financieras de la secta; por ello el 'jefe' le encargó salir a la caza de millonarias.

Una familia unida a Hitler y el III Reich

Klatten, con un patrimonio estimado de 13.000 millones de euros, había conocido al gigoló en un hotel de lujo, en 2007, y sus encuentros discurrieron en locales de este estilo, balnearios, etc. Sgarbi empezó a pedirle dinero poco después, pretextando un accidente de circulación con un niño como víctima, que le obligaba a pagar elevadas indemnizaciones. Durante un tiempo, la mentira y las presiones funcionaron y Klatten pagó. Luego, cansada, no.

Hasta ahora, Klatten había seguido la premisa de la discreción que compartía toda la familia Quandt. Tanto su patriarca, Herbert Quandt, como su viuda, Johanna, se caracterizaron siempre por su aversión a conceder entrevistas.El padre de Herbert, Günther Quandt, había sido el encargado de llevar a BMW al estrellato. Durante la Segunda Guerra Mundial, su maquinaria fue empleada para la construcción de motores de submarinos de guerra, armas y municiones, y su fábrica textil proveía al ejército nazi.

Günther estaba casado con Magda, pero se divorcian en 1931 y Magda contrae matrimonio con Josef Goebbels, el jefe de propaganda de Hitler, con quien tuvo seis hijos. Cuando su marido fue nombrado ‘Representante plenipotenciario del Reich para la guerra total’, Magda Goebbels fue designada ‘Primera Dama’, dado que Hitler no tenía oficialmente una mujer a su lado. Magda Goebbels envenenó a sus seis hijos con cianuro para después suicidarse junto con su marido en el Búnker berlinés de Hitler cuando las tropas rusas tomaron Berlín en mayo de 1945.

Tras la derrota de Hitler, Günther Quandt fue condenado como colaborador del nacionalsocialismo, pero con el paso de los años y el inicio del milagro económico alemán logró recuperarse y convertirse en un reconocido empresario.

Protagonistas de reportajes y de la prensa sensacionalista

El chantaje convirtió a la familia en protagonista del nada deseable culebrón, pocos meses después, de que un reportaje de la televisión pública alemana les hubiera sacado ya los colores por la relación pasada del consorcio con el nazismo. La cinta imputaba a la dinastía haberse enriquecido gracias a los esclavos del nazismo y hablaba de trato inhumano. La vinculación de los Quandt con el III Reich no era cosa nueva. De hecho la empresa participó en el fondo creado en 2002 entre los consorcios y el Gobierno alemán para indemnizar a los trabajadores forzosos durante el nazismo.

Al revuelo causado por ese reportaje siguió el culebrón del chantajista, lo que no ha impedido a Klatten seguir concentrada en el negocio familiar e incluso extenderlo con la reciente adquisición del consorcio químico Altana.

MV