Un juez de Girona ha dado la razón a una familia de Salt. El banco se quedó supiso por no pagar, pero les seguía exigiendo dinero, 162.000 euros, la diferencia entre lo que les quedaba por pagar de hipoteca y lo adjudicado tras sacar la casa a subasta.
"El tribunal lo que nos dice es que este sería un caso de enriquecimiento injusto de la entidad bancara", expresa un abogado.
Con la crisis, cuando el banco saca un piso a subasta, nadie puja por él y queda valorado por la mitad de lo que valía. Ahora, la Audiencia de Girona considera que el precio es el que se tasó al firmar el crédito, en este caso 325.000 euros, y con ello la deuda queda saldada.
Esta es la segunda sentencia a favor de la dación en pago, la principal reivindicación de las 300.000 familias desahuciadas desde que empezó la crisis.