El hombre que se puso un útero para revolucionar la sociedad hindú

Informativos Telecinco 09/03/2014 14:20

Muruganantham cuenta a la ‘BBC’ que todo empezó con su mujer Shanthi. Al poco de casarse la descubrió escondiendo algo y acabó descubriendo que eran unos “trapos asquerosos” que su mujer usaba durante la menstruación. Cuando preguntó a su mujer el motivo por el que no usaba compresas, Shanthi le respondió que si las usara no quedaría dinero para comer.

Fue entonces cuando descubrió el alto precio que tenían en comparación con el bajo precio del algodón, hasta 40 veces más; que casi el 90% de las mujeres indias no sólo no usaban compresas, sino que usaban sustancias antihigiénicas como arena, hojas, serrín o cenizas y que aproximadamente el 70% de las enfermedades reproductivas en la India son causadas por la falta de higiene menstrual. Decidió buscar un remedio fabricándolas él más baratas.

En un país como la India, al igual que en otras partes del mundo, persisten muchos tabúes respecto a la menstruación, la falta de voluntarias para ir probando sus compresas le llevó a fabricarse un útero casero con balón de fútbol con dos agujeros al que añadía la sangre que le daba el carnicero cada vez que mataba una cabra. Se convirtió en un loco con útero, caminaba, montaba en bicicleta y corría con su útero para probar la capacidad de absorción de sus productos, incluso empezó a estudiar compresas usadas. Este hecho le llevó a ser abandonado por su familia, y a punto estuvo de ser encadenado a un árbol boca abajo por los aldeanos de su pueblo que pensaban que estaba poseído por espíritus malvados. Tuvo que abandonar su pueblo.

Finalmente y tras dos años investigando, descubrió que la celulosa era la clave, pero la maquinaria necesaria para tratar este material era muy cara. Cuatro y medio años más tarde logró crear un método barato para la producción de compresas.

La meta de Muruganantham era crear una tecnología barata y sencilla no sólo para expandir el uso de compresas sino también para crear empleo para las mujeres de las regiones rurales. Sin que él lo supiera, el Instituto Indio de Tecnología postuló su máquina en un concurso por el premio nacional de innovación, y ganó. El propio presidente de India, Pratibha Patil, le entregó el premio. De repente, se volvió famoso.