El incendio de Toledo derritió persianas, chamuscó setos y ennegreció muros. Pero por increíble que parezca respetó las viviendas de una urbanización cercana a Toledo, deteniéndose a tan solo unos metros de éstas. Los vecinos no podían creerlo, ya se imaginaban en la peor de las situaciones.
Las llamas agitadas fueron agitadas un viento de 40 kilómetros por hora y 42 grados de temperatura, y se acercaron demasiado a las viviendas, cundió el pánico entre los vecinos, aunque al final no llegó a las casas. Pero sí se acercó. El fuego entró por la terraza de Ana, una vecina de Toledo, y consumió las cortinas, y rompió los cristales, causándoles heridas en los brazos y en las piernas, y un brazo quemado con quemaduras de segundo grado, ya que ella se encontraba allí en el momento del incendio.
La posible causa del inicio del incendio es la chispa de un motor de riego pero el terreno tampoco estaba cuidado, provocando que todo ardiera a una alta velocidad. Eran terrenos parcelados y en venta, llenos de matas secas que ardieron como la pólvora.
Hoy nadie mira hacia el bello Alcázar. desde las ventanas se impone el negro.