Incentivar económicamente a alumnos y profesores o formar a los padres, diferentes estrategias para mejorar la educación

EUROPA PRESS 01/06/2015 17:56

Tanto uno como otro han participado en la primera jornada del programa de la IV Semana del Desarrollo organizada por la Universidad de Navarra en IESE Business School en Madrid. Esta edición ha dedicado su primera ronda de ponencias al impulso del capital humano y el desarrollo.

Por un lado, Behrman ha expuesto los resultados de un programa desarrollado en México y en el que participaron en torno a 40.000 estudiantes, divididos en tres grupos.

A los estudiantes del primero de los tres se les ofreció incentivos económicos en caso de que obtuvieran buenos resultados en matemáticas o mejoraran mucho su rendimiento en esta asignatura. En el caso del segundo grupo, los incentivos iban dirigidos a los profesores si lograban incrementar del mismo modo el rendimiento de sus alumnos. En el tercero, se ofrecieron incentivos tanto a maestros como a estudiantes.

Según ha indicado el economista estadounidense, en una entrevista a Europa Press, el resultado de este experimento fue que el primero de los tres grupos incrementó sus resultados en Matemáticas en el informe PISA al nivel equivalente al que tendrían si permanecieran tres años más en la escuela.

En cambio, en el segundo de los grupos (en el que únicamente los profesores obtenían recompensa si se producía una mejoría del rendimiento) no hubo resultados perceptibles. Sin embargo, el tercero logró una mejoría del rendimiento en matemáticas equivalente al doble de la mejoría del primer grupo.

Según ha indicado, los profesores del segundo grupo defendían que "no podían hacer nada" debido a que el problema de rendimiento estaba vinculado a la "falta de interés" de los estudiantes. "Es necesario que los estudiantes estén motivados para que el maestro pueda llegar hasta ellos. Por eso, motivar a ambos era el programa más efectivo", ha subrayado el experto.

Behrman ha señalado que "a menudo hay una oposición política" ante propuestas como estas por parte de quienes dicen que "los estudiantes deberían querer estudiar sin darles incentivos económicos". "Claro, eso es lo que debería ser, pero si queremos que aprendan aquí hay una forma de hacer que aprendan más", ha asegurado.

NI ORDENADORES, NI LIBROS, NI PROFESORES

De hecho, ha criticado que "existe una cierta tendencia en las altas esferas en el ámbito de la educación" a tratar de solucionar los problemas de rendimiento en las escuelas argumentando que "lo que hacen falta son más ordenadores" o "más libros" o que "los profesores necesitan más formación". "La evidencia empírica enseña que ninguna de esas políticas provocan mucho efecto, sus mejorías son casi inexistentes", ha subrayado.

En cambio, aunque reconoce que "no se sabe mucho sobre cómo se produce el aprendizaje", señala que "muy probablemente depende de la situación particular de cada estudiante y cada profesor". "Por eso, la mejor manera de conseguir que ocurra algo positivo es recompensarles por hacerlo bien, no decir: tienes que hacer esto o aquello", ha asegurado.

De todos modos, ha advertido de que esta experiencia en otros países podría no tener un efecto equivalente y señala que "lo más sensato" es probar y evaluar los resultados.

En el caso de España, ha indicado que "es muy posible que no existan respuestas fáciles" para el abandono escolar o el bajo rendimiento académico en los test internacionales debido a la situación económica. "¿Las perspectivas de empleo recompensan lo suficiente los logros académicos?", ha expresado.

VALORAR LA DOCENCIA Y HACER CURRÍCULOS REALISTAS

De todas maneras, ha incidido en que, además de propuestas como esta y otras posibles medidas, "lo que tienen en común países como Corea del Sur o Finlandia", que, según ha recordado, obtienen los mejores resultados en matemáticas con sistemas educativos "muy distintos", es que "tanto la educación como los profesores están muy valorados socialmente".

Además, ha subrayado la necesidad de adaptar los currículos a las posibilidades reales del alumnado, en lugar de preparar "currículos de primera clase" que "se ven muy bien sobre el papel" pero que luego provocan que "los alumnos se rindan, por no llegar al nivel".

Por su parte, Carneiro ha enfocado la cuestión desde el punto de vista de la importancia que tiene la primera infancia (de 1 a 5 años) de cara al desarrollo de la persona, no solamente en ámbitos como la inteligencia o las capacidades, sino también en su futuro comportamiento social, tendencia a conductas violentas o el desarrollo de capacidades como la constancia, la gestión emocional o la paciencia.

"Lo que ocurra en el principio puede tener muchísimo impacto en lo que será de mi en el futuro --ha asegurado el experto, en una entrevista a Europa Press--. Teniendo en cuenta que para todo en la vida nos basamos en nuestras experiencias pasadas, la primera infancia (de 1 a 5 años) es como si fuera el fundamento o la piedra angular de nuestra vida".

Sin embargo, ha incidido en la posible "controversia" que genera este conocimiento de cara a "no invadir la privacidad" de las familias con políticas destinadas a garantizar las mejores condiciones en esta etapa.

"Incluso cuando los padres quieren mucho a su hijo, puede ocurrir que no tengan los recursos adecuados en casa, o que no tengan la información adecuada y no sepan qué hacer o estén bajo mucha presión y esto es frecuente en los hogares pobres", ha subrayado.

VISITAS A HOGARES

En este contexto, ha señalado las posibles consecuencias negativas que puede tener para un niño el pasar esta etapa en un entorno de carestía, mala nutrición, exclusión social o estar sometido a estrés o situaciones de violencia en el hogar. Por ello, ha señalado los beneficios de programas de apoyo a las familias a través de un sistema de visitas a los hogares por parte de educadores sociales "incluso antes de dar a luz".

Según ha explicado, estos programas se han llevado a cabo en países como Jamaica, Colombia o EE.UU. con "muy buenos resultados", especialmente en el caso del primer país, donde los niños que formaron parte del programa ya son adultos. "También hay otras propuestas como garantizar cursos de paternidad y maternidad para las personas de una comunidad", ha señalado.

Carneiro ha incidido en la importancia de los padres y del entorno familiar en la educación y el desarrollo de los hijos, especialmente en las "capacidades para la vida", más allá de los resultados académicos, y ha lamentado que en muchas ocasiones "se deleguen" en los centros, en los que, a su vez, "los profesores no quieren hacer de padres".

Aún así, ha subrayado que también desde los centros hay posibilidades como la implantación de programas de mentorazgo, en que los mentores ejerzan una labor de acompañamiento y educación extraacadémica de los menores, para que adquieran competencias que serán "fundamentales para su vida profesional y social".