Una sentida ovación anticipa la llegada de los coches fúnebres. El primero cargado de coronas de flores. El segundo, de color blanco, con el féretro de Gabriel. Justo detrás, sus padres. Ángel y Patricia. Arropados por otros familiares. La madre del pequeño saluda y recibe estos emocionantes aplausos. Un policía local les manda fuerzas. Y Ángel y Patricia avanzan juntos, abrazados. Ya no se soltarán ni un momento durante todo el funeral. El féretro de Gabriel entra en la catedral. Sus padres rotos de dolor tras él. Apoyándose el uno al otro. Sacando fuerzas de donde pueden. En el interior se arropan durante toda la ceremonia. Fuera se despiden del féretro y agradecen a la gente todo el apoyo recibido.