11 tacos al día en la oficina: cómo desahogamos el mal rollo en el trabajo

  • Las neuronas espejo provocan que las emociones en un trabajo se contagien como la gripe

  • “Las emociones se propagan como un reguero de pólvora", advierten los expertos

  • Hay perfiles a los que el mal rollo o la tensión les motiva y otros que se quedan paralizados

¿Afecta estar de malas pulgas en el trabajo? ¿Cuánto influye el ambiente y el humor en la productividad y en el día a día en los equipos de trabajo? ¿Cómo de importante es que el equipo tenga un jefe tímido o extrovertido? ¿Afecta a todo el mundo igual una 'bronca' en el trabajo?

Empecemos por el inicio del día, clave para casi todo. De ahí el refrán (benditos ellos) de empezar el día con buen pie. Vayamos a ello. ¿Saludas por la mañana nada más llegar al trabajo? ¿No? Pues deberías, porque el efecto de un saludo con una sonrisa en tus compañeros de trabajo está demostrada científicamente ¿Eres de los que chismorrean de continuo? Mal asunto, porque tú puedes ser un objetivo y cuando eso llega escuece.

Las relaciones en los ambientes laborales se analizan al detalle en el mundo de hoy, donde existen hasta directivos de la felicidad. Cada vez se valora más que el tiempo que pase un trabajador sea rentable y por qué no decirlo, que acudir al trabajo no sea como ir al dentista. Cierto que siempre estará esa fecha límite, esas horas extras, el jefe al que criticar y trabajar ese día de fiesta que ya tenías planes, pero ¿eres de los que va a la máquina de café y allí sueltas todo? ¿Usas el baño, te fumas un cigarro, resoplas o simplemente insultas o dices tacos por lo bajini?

El último y más llamativo informe al respecto se ha elaborado en el Reino Unido donde se ha demostrado (y eso que creíamos en la flema británica), que los empleados escuchan un promedio de 11 tacos al día en el trabajo. De hecho un 11% admite que raro es el día que no escucha 25. Y sí, algunos de ellos los dice el propio interesado, a qué engañarnos. De hecho, una cuarta parte de los trabajadores admite que no se corta en el trabajo. Uno de cada cinco, sin embargo, dice que mira y mucho el tipo de lenguaje que usa en el mismo para evitar un posible despido. Los expertos, sin embargo, y dentro de unos límites razonables, consideran que los tacos son una catarsis, al igual que las bromas. Eso y los juramentos. Todo depende del momento, el contexto y la oportunidad.

Las emociones en el trabajo se propagan como la gripe

“Las emociones se propagan como un reguero de pólvora, como la misma gripe”. Es lo que expresa Annie McKee, autora del libro 'How to Be Happy at Work'. Las emociones negativas pueden ser perjudiciales para la oficina: pueden dañar la productividad, la moral, la calidad del trabajo e incrementar el ausentismo. Liz Fosslien, coautora de 'No Hard Feelings: The Secret Power of Embracing Emotions at Work' nada menos que Best Seller de The Wall Street Journal, también considera que las emociones son básicas en los equipos.

Según un estudio realizado por el doctor estadounidense Stephan Lewandonsky y publicado en la revista "American Scientific", una mala interacción con alguno de nuestros colegas podría tener repercusiones negativas en el trabajo durante una semana completa. Y eso, cierto, es lo que suele durar una gripe.

Pero... ¿la mala uva siempre es contraproducente?

Pero como debe ser en el mundo del análisis y el estudio también encontramos otros que destacan que un poco de mala uva no es mala Does mood help or hinder executive functions? Reactivity may be the key realizado por la profesora de Psicología de la Universidad de Waterloo Tara McAuley y Martyn Gabel, han sido capaces de demostrar que concentrarse, administrar el tiempo y priorizar mejor las tareas se realizan a veces mejor con un enfado relativo encima.

Depende de la personalidad. Los individuos muy reactivos demostraron que se desempeñaron mejor en las tareas ejecutivas cuando experimentaron altos niveles de afecto negativo, mientras que los individuos más introvertidos o tranquilos mostraron el patrón inverso. Las personas extrovertidas desempeñaban mejor las tareas estando de mal humor (o al menos esto les motiva y no les hunde), mientras que el perfil contrario se quedaba paralizado tras una discusión.

Y es cierto que cuando estamos de mal humor, molestos, irritados o enfadados entramos en una especie de estado de alarma, nuestro organismo se pone en estado de defensa y si somos capaces de usarlo en nuestro beneficio puede ser productivo. No falta tampoco el estudio que desvela que el ambiente de trabajo de buen humor pero sin relax excesivo nos ayuda. En Waking Up on the Wrong Side of the Desk: The Effect of Mood on Work Performance, elaborado por Nancy Rothbard y Steffanie Wilk y publicado en 2011 se valora el humor como arma.

Pero si eres de los que quieres controlar el mal rollo, porque te provoca ansiedad o depresión, hay normas básicas. Saludar, hacer ejercicio para desconectar, evitar tanto los excesos de horas como el aburrimiento, evitar que tu día a día sea una rutina constante como el día de la marmota. Y sobretodo, no perder de vista que las neuronas espejo existen. Es decir, que cómo se sienta cada uno se contagia al grupo y más si eres el jefe. Y olvida, por favor, una frase: “Yo soy así y no voy a cambiar”.