La masacre de 44 civiles en Turquía abre un debate sobre la guardia rural paramilitar

AGENCIA EFE 05/05/2009 07:32

En la noche de ayer lunes, cuatro o cinco individuos enmascarados asaltaron dos casas de Bilge en las que se habían congregado los participantes en una ceremonia de compromiso y matrimonio religioso de la hija del jefe de aldea, Cemil Celebi.

Los asaltantes dispararon con ametralladoras contra los asistentes de forma indiscriminada durante un cuarto de hora.

Seis de las víctimas mortales eran niños, y 17, mujeres, según confirmó hoy el ministro turco del Interior, Beshir Atalay, que visitó la aldea.

Por su parte, el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, excluyó la posibilidad de que el ataque haya sido perpetrado por rebeldes del proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

En una reunión del grupo parlamentario del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) que lidera, Erdogan advirtió: "ninguna costumbre puede justificar un ataque tan horrible".

Esta declaración del jefe de Gobierno, especialmente el término "costumbre", es interpretada como una alusión a que la disputa que habría llevado a la masacre tiene su origen en las tradiciones feudales arraigadas en las estructuras de la región.

La pequeña aldea de Bilge, a 40 kilómetros del centro provincial de Mardin, cuenta con 32 hogares y 300 habitantes que son todos de la misma familia, y todos sus varones adultos integran la guardia rural paramilitar pagada por el Estado para luchar contra los rebeldes del PKK.

Un total de ocho sospechosos de estar implicados en el sangriento ataque, incluidos cuatro hombres que podrían haber participado personalmente, fueron detenidos por la Gendarmería.

"Tanto los (supuestos) asesinos como los asesinados tienen el mismo apellido", dijo Erdogan.

Según declararon algunos conocedores de la región a las televisiones turcas, la raíz del ataque se remontaría a una antigua disputa por terreno, pero otros creen que los asaltantes querían que la novia se casara con uno de ellos y atacaron porque fueron rechazados en su aspiración.

La ceremonia de compromiso, a la que más adelante, en verano, le seguiría una gran fiesta de boda, debía unir las vidas de Sevgi Celebi, la hija del jefe de la aldea, y de Habib Ari, su novio, también de la misma aldea, pero ambos murieron ayer.

Según Mazhar Bagli, un profesor de sociología de la región, el sistema paramilitar de guardias rurales está rompiendo el equilibrio que tradicionalmente se ha mantenido en el sistema tribal y feudal mediante una especie de confederación de familias con poderes y jerarquías firmemente establecidos entre ellos.

"Nunca hasta ahora se había visto un ataque así. Incluso los asesinatos tradicionales tienen su código de conducta. Por ejemplo, las mujeres y los niños no se atacan nunca. Los asesinos nunca tapan sus rostros. La intervención de una mujer siempre ha podido detener el derrame de sangre. Pero aquí hemos visto el asesinato de mujeres y niños por individuos enmascarados", dijo Bagli.

El profesor, si bien reconoce que en las tradiciones de la región es un deshonor para una familia recibir un rechazo cuando aspira a que una chica se case con un miembro de la familia, descarta que la respuesta violenta pueda adjudicarse sólo a la tradición.

"El sistema de guardias rurales que se creó para la seguridad se ha convertido en un gran peligro para la seguridad. Hay que abolirlo inmediatamente", sentenció.

También otras personalidades, políticos y partidos han atribuido a este sistema paramilitar la culpa de la masacre de ayer.