El Tribunal de la Corona Preston ha declarado culpable a Jennifer Crichton, una madre de 35 años, que podría enfrentarse a cadena perpetua por tres cargos sobre negligencia infantil, según ha informado la Policía de Lancashire, localidad en el centro de Inglaterra.
Según informa DailyMail, la mujer asesinó a su propia hija, Amelia, de siete meses dos horas después de que la trabajadora social que velaba por el bien de la pequeña abandonara el hogar familiar y dejar a Crichton sola con la pequeña.
La joven sufrió entonces un brutal ataque de su madre que la dejo con fuertes lesiones en la cabeza, lo que le provocó un notable sangrado en el cerebro de Amelia, heridas en su ojo derecho e incluso una fractura en el cráneo.
La condenada, ha sido anteriormente acusada de agredir a otros dos menores, por lo que las autoridades le permitieron vivir con Amelia bajo un plan de asistencia social ideado por el Consejo del Condado de Lancashire y subcontratado a un proveedor local de atención social.
Según afirma el medio inglés, la mujer se mostró tremendamente ruda con la asistente social antes del asesinato. E incluso llegó a reprocharla que fuera ella misma quien se ocupara de la alimentación de Amelia mientras fumaba en actitud despreocupada.
A pesar de que Crichton ha intentado culpar del terrible asesinato al padre de la niña, Richard Sheppard, el jurado del tribunal, de nueve hombres y tres mujeres, han decidido declararla la única culpable.
"Estoy feliz, conmocionado y triste. Esto ha destruido mi vida. Ella intentó ponerme una trampa”, asegura el padre de la pequeña.
Por su parte, la abuela de Amelia y madre de Sheppard asegura que la condenada solo tuvo a la pequeña para poder conseguir así una casa de protección oficial.