Mimi era muy asidua en redes y Apps de contactos. Cuando fue hallado su cadáver, en un camino apartado donde solía ir a sacar sus perros en Meco, Madrid, llevaba encima su móvil. La jueza del caso lo tuvo en los juzgados algún tiempo por si tenía actividad. Pasados unos días lo remitió a la Guardia Civil. Según informa el diario ABC, los investigadores rastrean los contactos de la joven en páginas de citas y ya han hablado con muchos de ellos.
Los agentes rastrean hasta 300 contactos que Mimi tenía en tres páginas de contactos, un trabajo complicado dado que mucha gente usa nicks.
De momento, una decena de estas personas han accedido a hablar con los agentes, aunque hay alguna excepción que ha pedido hacerlo solo si hay una orden judicial. Ninguna de estas personas es para los investigadores sospechoso de la muerte de la chica, según el citado diario. En su mayoría son residentes en la Comunidad del Madrid.
Paralelamente, la investigación busca pistas en el entorno familiar y de amigos de la joven. Incluso entre sus compañeros de Protección civil.
En el crimen de Mimi hay muchas incógnitas sin respuesta. A Mimi no la violaron y dejaron su cuerpo a la vista. No se molestaron en esconderla. Se sabe que ella, que era deportista, intentó defenderse. Nunca se encontró el arma del crimen.