Al dolor de las familias por las muertes de los dos montañeros españoles en el atlas marroquí, se suma la rabia. Las familias se quejan de falta de organización a la hora de llevar a cabo el rescate. El primo de uno de los espeleólogos fallecidos asegura que “si nos hubiesen dejado actuar desde España, el jueves por la mañana estaban fuera”. El cañón donde quedaron atrapados no presentaba a priori complicaciones pero el hielo les jugó una mala pasada.