Niña prematura con las manos más pequeñas que una moneda logra sobrevivir

  • Isabella pesó al nacer, con 24 semanas, 340 gramos, menos que una lata de refresco

  • La pequeña inglesa tuvo que someterse a dos intervenciones intestinales

Isabella Evans nació en Gran Bretaña a los seis meses de gestación y tenía un 5% de posibilidades de sobrevivir. Al nacer pesaba 340 gramos, menos que una lata de refresco, y tenía las manos más pequeñas que una moneda. Ahora, ella y sus padres, Kym Brown y Ryan Evans, celebran que han vuelto a casa.

El caso de Isabella es realmente sorprendente. Su cuerpo era más pequeño que un paquete de toallitas húmedas para bebés y los doctores tuvieron que ponerle dentro de un plástico de burbujas para mantenerla caliente. Su madre aseguró que "hubo muchas veces que pudimos haberla perdido, pero ella nunca dejó de pelear". La pequeña logró salir adelante después de dos operaciones intestinales.

Kym tenía fecha de parto para el 29 de septiembre. Sin embargo, tres meses antes, es decir a las 24 semanas de gestación, sus tobillos empezaron a hincharse. Entonces decidió ir a su hospital local en Gloucester, donde vieron que Isabella había dejado de crecer a las 21 semanas. El personal de médicos tenía la esperanza de que el embarazo pudiera continuar durante quince días más, por lo que trasladó a Kym al Southmead Hospital en Bristol como precaución.

Al día siguiente, los doctores descubrieron que la frecuencia cardíaca de Isabella estaba disminuyendo, tuvieron que realizarle una cesárea y finalmente nació el 14 de junio. Tras venir al mundo, fue llevada a una incubadora para ayudarla a respirar. Kym afirmó que en aquel momento estaba bastante tranquila pero que fue peor para el padre porque "pensó que nos iba a perder a las dos".

Isabella nació a los seis meses debido a que su madre padecía preeclampsia, la cual suele comenzar después de las veinte semanas de embarazo en una mujer con presión arterial normal. Puede ocasionar complicaciones serias, incluso mortales, para la madre y el bebé. Esta condición se puede controlar con medicamentos orales o intravenosos hasta que el bebé madura lo suficiente como para nacer.

A los tres meses de su nacimiento, la pareja supo que su pequeña tenía un agujero en el intestino y que debía ser sometida a cirugía. Kym manifestó que se prepararon "para lo peor". Tres meses después, necesitó otra operación intestinal y todo salió bien. Después del feliz desenlace, la madre indicó que "no podemos agradecer lo suficiente a los médicos y enfermeras. Son superhéroes".