El Papa advierte de que la violencia en la adolescencia puede ser consecuencia de la falta de amor

EUROPA PRESS 14/06/2017 12:14

"Cuando un adolescente no es amado, o no se siente amado, puede nacer en él la violencia. Detrás de tantas formas de odio social y de vandalismo hay, con frecuencia, un corazón que no ha sido reconocido", ha señalado el Papa.

Francisco ha reiterado que la violencia que se origina cuando en una familia hay falta de amor tiene su origen en la misma infancia. En este sentido, ha especificado que "no existen niños malvados, al igual que no existen adolescentes del todo malvados" sino "personas infelices". De este modo ha puesto en valor el amor de las madres que quieren a sus hijos igualmente "incluso cuando ese hijo está en la cárcel" al compararlo con el amor de Dios.

"Una madre no pide la anulación de la justicia humana, porque cada error exige la redención, pero una madre no para de sufrir por su hijo. Lo ama incluso cuando es pecador. Dios hace lo mismo con nosotros: ¡Somos sus hijos amados!", ha afirmado el Pontífice.

Francisco ha explicado que la base del amor de Dios es que es gratuito. "El primer paso que Dios da hacia nosotros consiste en un amor previo e incondicional. Dios no nos ama porque nosotros tengamos ninguna razón que suscite amor. Dios nos ama porque Él mismo es amor, y el amor tiende, por su naturaleza, a difundirse, a entregarse. Dios tampoco vincula su benevolencia a nuestra conversión, más bien es una consecuencia del amor de Dios", ha añadido.

Por otro lado, ha lamentado que muchos hoy buscan una visibilidad "solo para colmar un vacío interior, como personas permanentemente necesitadas de confirmación". "¿Os imagináis un mundo donde todos reclamen motivos para atraer la atención de los demás y ninguno, por el contrario, esté dispuesto a querer de forma gratuita a otra persona? Parece un mundo humano, y sin embargo, en realidad es un infierno. Hay mucho narcisismo en el hombre nacido de un sentimiento de soledad", ha reflexionado.

En este contexto, el Papa ha instado a abrazar a las personas infelices para hacerlas sentir que son queridas. "El amor llama al amor, de modo más fuerte que el odio llama a la muerte", ha sentenciado.

"Jesús no murió y resucitó por sí mismo, sino por nosotros, para que nuestros pecados fueran perdonados. Por lo tanto, ha llegado el momento de la resurrección para todos: la hora de sacar a los pobres de su desánimo", ha concluido.