El Papa insta a la FAO a "no desertar" del objetivo de erradicar el hambre, y se muestra preocupado por el desperdicio

EUROPA PRESS 11/06/2015 17:38

"Nuestra tendencia a desertar ante cuestiones difíciles es humana pero debemos responder al imperativo de que el acceso al alimento necesario es un derecho para todos. Y los derechos no permiten exclusiones", ha incidido, en un mensaje dirigido a los 450 participantes en la reunión.

Según el Pontífice, la sensación de que el hambre es una cuestión "impopular" o un problema que no se puede resolver en una sola legislatura, y, por lo tanto, "no garantiza consensos" permite que los gobiernos de los países "se escuden tras la cuestión de la crisis económica mundial y la idea de que en todos los países hay hambre" por la falta de voluntad para "asumir compromisos vinculantes".

"Así se olvida que, si en un país la pobreza es un problema social al que pueden darse soluciones, en otros contextos es un problema estructural y no bastan sólo las políticas sociales para afrontarla. Esta actitud puede cambiar si reponemos en el corazón de las relaciones internacionales la solidaridad, trasponiéndola del vocabulario a las opciones de la política: la política del otro", ha declarado.

Francisco ha aplaudido los avances en la reducción del número de personas que sufren hambre desde 1992, pese al aumento de la población mundial, pero ha hecho hincapié en que "de poco sirve tener en cuenta los números" si "se descuida" el objetivo de terminar con el hambre en toda la Tierra.

En este sentido, se ha mostrado particularmente preocupado por el volumen de alimentos que se desperdician para el consumo humano y que luego "se utilizan en grandes cantidades para la alimentación animal o para producir biocombustibles", y ha asegurado que los alimentos representan "un tercio" del total de residuos que se generan.

"Sabemos que en Occidente el problema es el alto consumo y los residuos --ha manifestado--. En el Sur, sin embargo, para asegurar el alimento, es necesario fomentar la producción local que, en muchos países con hambre crónica, es sustituida por remesas provenientes del exterior y tal vez inicialmente a través de ayudas. Pero las ayudas de emergencia no bastan, y no siempre llegan a las manos adecuadas.

El Pontífice ha criticado asimismo la "especulación financiera" como una de las "muchas causas" que han provocado el encarecimiento de los alimentos respecto a 2008 y ha incidido en que la "volatilidad" de los precios "impide a los más pobres hacer planes o contar con una nutrición mínima".

"Un ejemplo son los precios del trigo, el arroz, el maíz, la soja,... a veces vinculados a fondos de renta y, por tanto, cuanto mayor sea su precio más gana el fondo --ha expresado-- También aquí, tratemos de seguir otro camino, convenciéndonos de que los productos de la tierra tienen un valor que podemos decir sacro, ya que son el fruto del trabajo cotidiano de personas, familias, comunidades de agricultores".

Por otra parte, ha reiterado la necesidad de no limitar la actuación contra el hambre a las ayudas o al envío de "remesas procedentes del exterior" y ha advertido de que "así se crea dependencia de los grandes productores y, si el país carece de los medios económicos necesarios, entonces la población termina por no alimentarse y el hambre crece".

Francisco ha apuntado también al cambio climático como una de las razones del crecimiento del precio de los productos alimenticios y como factor a tener en cuenta en el "desplazamiento forzado de poblaciones" y en "tantas tragedias humanitarias por falta de recursos". Concretamente, ha subrayado la falta de agua como "objeto de conflictos" que, según ha vaticinado, "aumentarán". "No basta afirmar que hay un derecho al agua sin esforzarse por lograr un consumo sostenible de este bien y eliminar cualquier derroche", ha advertido.

Junto con los recursos hídricos, ha puesto el acento sobre el uso de los terrenos y ha señalado que el "acaparamiento" de las tierras de cultivo por parte de empresas transnacionales y Estados le "preocupa cada vez más".

"No sólo priva a los agricultores de un bien esencial, sino que afecta directamente a la soberanía de los países. Ya son muchas las regiones en las que los alimentos producidos van a países extranjeros y la población local se empobrece por partida doble, porque no tiene ni alimentos ni tierra", ha asegurado.

Ante todo ello, el Papa ha urgido a la FAO a "reforzar" la asociación y los proyectos en favor de empresas familiares y a fomentar que los Estados regulen el uso y la propiedad de la tierra de forma equitativa. "Esto podrá contribuir a eliminar las desigualdades, ahora en el centro de la atención internacional", ha asegurado.