"Santo y pecador. Un hombre que ha sabido unir el Reino, ha sabido llevar adelante al pueblo de Israel. Pero tenía sus tentaciones tenía sus pecados: fue también un asesino. Para encubrir su lujuria, el pecado de adulterio, mandó matar. ¡Él! El Santo Rey David mató", ha subrayado el Pontífice.
No obstante, Francisco ha recordado que cuando Dios envió al profeta Natán para hacerle ver esta realidad, "porque no se había dado cuenta de la barbarie que había ordenado", David reconoció su pecado y "pidió perdón". "El Santo Rey David era un gran pecador, pero se arrepintió", ha destacado.
Así, ha trasladado su ejemplo a la vida de cada cristiano y ha afirmado que durante el camino de la vida hay "muchas cosas buenas y otras no tan buenas" pero ha indicado que todas las personas están llamadas "a la santidad".