Algunos estudios han demostrado que las sandalias y las chanclas no sujetan bien el pie. En ocasiones, esta falta de sujeción puede derivar en graves lesiones en tobillos, rodillas y espalda. Las sandalias provocan que tendamos a utilizar más los dedos de los pies y que así acortemos la zancada, haciendo una fuerza excesiva que aumenta la presión sobre la parte inferior de nuestro cuerpo.
Por su parte, andar con chanclas nos hace más propensos a sufrir resbalones o caídas que acaban en roturas o esguinces. Sigue estos sencillos consejos al llevar chanclas y evita caídas.