En 1995, un accidente de coche hizo que Mary Ann Franco, de Florida, perdiera la vida. A pesar de perder la vista tras el accidente, la mujer consideró esto un milagro.
Sin embargo, más de 20 años más tarde, después de caerse en su casa y sufrir una lesión en el cuello y en el brazo, Mary Ann tuvo que volver al hospital. Para aliviar el dolor, los médicos decidieron que había que operarla. Cuando la mujer se despertó tras la intervención, las primeras palabras que pronunció hizo que sus nietos se quedaran boquiabiertos. Mirando fijamente a una de las enfermeras que estaba en la habitación dijo: “Señorita, la que va vestida entera de morado, ven aquí y dame algo para aliviar el dolor”. Esto, fue una sorpresa por partida doble, ya que incluso antes de su primer accidente, Mary Ann no podía distinguir los colores.
Esto, que tal y como ha declarado la señora a ABC News cree que es “un acto de Dios”, en realidad tiene una explicación médica: Al sufrir el primer accidente, una de las arterias que conectan con los ojos debió quedarse retorcida, haciéndole perder la vista. Al sufrir el segundo impacto y después haber sido operada, quizá la arteria hubiese recuperado su forma normal, lo que permitiría que el riego sanguíneo llegase otra vez hasta sus ojos.