Si ya es difícil sobrellevar este tremendo calor en cualquier circunstancia, imaginen trabajar a temperaturas altísimas. Es lo que ocurre, por ejemplo, en un centro de planchado de Barcelona, donde trabajan a 35 grados y sin aire acondicionado.
Con el vapor de las planchas a pleno rendimiento no hay quien soporte trabajar en plena ola de calor en estos centros. "Para tener un planchado eficaz tiene que estar la plancha entre 100 y 200 grados, no lo pasamos muy bien en verano", cuenta una trabajadora.
Tampoco lo pasan muy bien a los que están todo el día entre los fogones de una cocina. "Aquí siempre de 45 grados no bajamos", señala un cocinero. Y ya si toca estar en una churrería, es como bajar al mismísimo infierno. "En la churrería hace calor hasta en invierno, asi que en verano ya ni te cuento", subraya una mujer.
Aunque estén al aire libre, los camareros tampoco lo tienen fácil. "Más que nada te molesta la mascarilla, porque sudas", señala uno de ellos. Tienen que atender a los clientes estos días bajo el sol abrasador. Aguantando como pueden también los que están a pie de obra. "La verdad es que duro, mucho calor, pero claro, es lo que hay", comenta un empleado.
Para evitar los sofocantes picos de calor, en el campo tienen claro lo que hay que hacer. "Intentando salir muy pronto por la mañana y a partir del atardecer vuelves hasta por la noche", señala un trabajador al respecto. Estos días, más de una profesión, se convierte en alto riesgo.