El jefe torturador del jemer Rojo pide perdón a las víctimas

AGENCIA EFE 31/03/2009 09:30

"Reconozco mi responsabilidad en los crímenes cometidos. Me gustaría expresar mi arrepentimiento y mi pena más sincera", dijo el director de la antigua prisión Tuol Sleng de Phnom Penh.

Por ella pasaron unas 14.000 personas para ser interrogadas, torturadas y ejecutadas entre los muros del recinto o en el campo de exterminio de Choeung Ek, a unos 15 kilómetros de la capital.

"Espero que me permitan pedir perdón a los supervivientes del régimen y a los seres queridos de aquellos que murieron brutalmente", aseveró Duch a los tres jueces camboyanos y dos extranjeros que presidían la vista.

"Mis crímenes, la muerte de niños y mujeres, no pueden ser tolerados. No pido que me perdonen ahora pero me gustaría que abrieran la puerta para que me perdonen en el futuro", solicitó el acusado, de 66 años.

Duch admitió que el recuerdo de todo lo que pasó todavía le atormenta, pero en su descargo aseguró que se limitó a cumplir órdenes.

"Jamás me atreví ni a pensar en desafiar las órdenes de los dirigentes", añadió este antiguo profesor de matemáticas antes de ofrecer toda su colaboración al tribunal.

Su abogado camboyano, Kar Savuth, cuestionó la jurisdicción de la corte para enjuiciar a su cliente porque no formó parte de la cúpula del Jemer Rojo y criticó que no haya más imputados cuando el régimen del Jemer Rojo tuvo 196 centros como el S-21.

El tribunal internacional organizado por la ONU y Camboya es para juzgar a los máximos dirigentes del Jemer Rojo por sus crímenes.

Duch es el jemer rojo de menor rango juzgado en este tribunal y el único de los cinco imputados que ha reconocido su participación en el holocausto.

Los otros acusados son Nuon Chea, el ideólogo del régimen y mano derecha del fallecido Pol Pot; Khieu Samphan, presidente de la Kampuchea Democrática; Ieng Sary, ministro de Asuntos Exteriores; y la esposa del anterior, Ieng Thirith, ministra de Asuntos Sociales.

La acusación pública invirtió su intervención en demostrar la posición relevante de Duch en la estructura del Jemer Rojo y la autonomía de que gozó como director del S-21.

Presentó de manera ilustrada varios documentos para probar que Duch ordenó a sus subordinados que torturasen en sus interrogatorios, que mandaba ejecuciones y que incluso sugería más detenciones.

"Hoy en esta sala de vistas, ante la gente de Camboya y de otras partes de mundo, el proceso que hemos iniciado va hacer justicia. La Historia lo exige", dijo el camboyano Chea Leang, uno de los dos fiscales encargados del caso Duch, el otro es el extranjero Robert Petit.

Duch también dirigió los centros M-13 y M-99, situadas en la jungla del noroeste de Camboya y alejadas del frente, durante la guerra que precedió a la victoria del grupo maoísta, en abril de 1975.

Los investigadores creen que unos 20.000 camboyanos fallecieron durante su cautiverio en esas dos prisiones.

"Durante treinta años, un millón y medio de víctimas del Jemer Rojo han pedido justicia por su sufrimiento. Durante treinta años, los supervivientes de la Kampuchea Democrática han aguardado responsabilidades. Durante treinta años, una generación de camboyanos ha buscado respuestas", relató el fiscal.

Entre el público que entró en la sala para presenciar la vista había decenas de víctimas, incluidas sesenta que participarán como testigos de la acusación particular.

"Un superviviente de Tuol Sleng se ha enfurecido cuando vio a Duch y solo quería que le condenen, pero otros me contaron que sentían compasión por él", explicó Judith Strasser, quien se encarga de prestar atención psicóloga a las víctimas.

La sesión de hoy concluyó con la decisión de los jueces de admitir las intervenciones de las víctimas.

"Las víctimas y sus historias serán escuchadas, y esto es lo más relevante de este proceso ", manifestó a la salida el letrado Petit.