A la sombra de Garoña

PILAR BERNAL/BERNI VILA 09/06/2009 18:40

Es la central nuclear más antigua de España, una de las que menos aporta a la red eléctrica (el 1’4% actualmente) pero al mismo tiempo una de las más rentables.

El Gobierno se está pensando mucho echarle el cierre porque pese a los números (en 2008 movió una cifra de negocio de 258 millones de euros) y a las presiones del lobbye nuclear, el compromiso socialista en su programa electoral era ir clausurando progresivamente las centrales nucleares que cumplieran su vida de diseño.

La central burgalesa de Santa María de Garoña tiene 38 años, y su jubilación, según los papeles, debe llegar dentro de dos cuando cumpla los cuarenta pero sus propietarios (Iberdrola y Endesa) quieren prolongar su vida laboral diez o veinte años más.

Defienden que podría aguantar perfectamente hasta los 60 años porque en los últimos diez años se ha invertido mucho en modernizar la planta más veterana, además argumentan que una cosa es la vida de diseño (el tiempo mínimo para el que construyen los equipos) y otra la vida útil. A ello se suma el drama de los más de setecientos trabajadores que viven directamente de la central entre trabajadores de la planta y contratas.

La comarca burgalesa del Valle de Tobolinas vive del monocultivo nuclear y las familias están desesperadas ante la posibilidad del cierre en plena crisis.

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