Aníbal está convencido de que el nuevo alcalde del pueblo no es trigo limpio. El joven decide colarse en su casa para rebuscar entre sus papeles, donde descubre que el tren no pasará por Tierra de Lobos. Don Joaquín, acompañado por unos hombres armados, no tarda en sorprenderle, protagonizando un tenso encuentro en el que Aníbal se encuentra sólo.