¿Y qué hacemos con el santo Valentín?

Lo admito. No soy muy romántica, no celebro este día, me empalaga un poco y dista mucho del concepto de “enamorados” que yo tengo. Pero... si esta fecha sirve como excusa para mirar con deseo a mi pareja, darle un buen beso matinal, achucharle más que de costumbre y cenar juntos, bienvenido San Valentín, Cupido y todas las flechas del amor que se le escapen.

El 14 de febrero puede pasar por tu vida sentimental discretamente, con sorna, como un volcán de amor o como una tormenta de emociones dispares. Lo que es seguro es que, lo celebres o no, vas a dedicar unos minutos de este día a hablar de ello. Así que vete pensando cómo estás y si esa persona que tienes a tu lado te respeta, te divierte, despierta tu deseo y saca lo mejor de ti.

¿Que sí? Celébralo sin complejos y con todo el azúcar que te plazca.

¿Que no? Da las gracias al santo Valentín por mostrarte la realidad.

El amor es respeto, confianza, comunicación, comprensión, risas, sueños en común y admiración mutua...

Y cualquier ocasión para recordarlo es buena. Tómatelo como una excusa estupenda para hacer un guiño al amor y que, como siempre, sirva para celebrarlo todo.

¡Viva la Vida!