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¿Tarjetas regalo, efectivo o bizum? Qué opción es mejor para dar paga a tus hijos sin perder el control

Una persona realiza un Bizum. DIPUTACIÓN FORAL DE ÁLAVA - Archivo
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Decidir cómo dar la paga a tus hijos no es solo cuestión de método, sino que hay muchos factores implicados, y entre ellos encontramos aspectos como la pedagogía financiera y el control sobre las finanzas de nuestros descendientes. Las opciones más habituales , que suele ser el efectivo, una tarjeta regalo o Bizum, ofrecen distintos niveles de autonomía, transparencia y supervisión.

Efectivo: aprendizaje tangible, control limitado

Dar dinero en mano tiene valor formativo. Y es que el efectivo, es decir los céntimos y euros reales y tangibles, permiten a los niños ver y manipular físicamente los billetes, mejorando la comprensión del dinero y las matemáticas básicas para edades tempranas. Sin embargo, su contrapartida es que es un método que carece de rastreo digital, ya que no quedan registros automáticos de los gastos, por lo que el control depende totalmente del acompañamiento adulto.

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La paga con tarjeta regalo o prepago

Las tarjetas prepago o de regalo son una alternativa intermedia. Este método permite meter solo el dinero que se quiere que el niño disponga, limitando el gasto y evitando que cuenten con acceso ilimitado a una cuenta bancaria. Existen alternativas como como Revolut o ImaginTeens, que permiten a los padres recibir notificaciones de cada movimiento, establecer límites, bloquear tarjetas y supervisar gastos en tiempo real.

Estas herramientas a menudo vienen acompañadas de apps que reflejan en tiempo real los consumos del menor y permiten control parental granular: por ejemplo, recibir alertas cada vez que se usa la tarjeta o se realiza un Bizum, definir límites mensuales o bloquear funcionalidades. Y el niño no puede gastar más que lo recargado por sus tutores.

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La paga con Bizum

Bizum y otras transferencias desde la cuenta del progenitor permiten mantener el máximo control digital de lo que se hace con el dinero. Cada depósito queda documentado, facilitando un seguimiento exhaustivo. A la vez también estamos exponiendo a nuestros hijos a una economía mucho menos visual, en la que el menor no ve el dinero físicamente, lo que puede restar impacto emocional. Además, requiere enseñar responsabilidad sin el apoyo inmediato del billete físico.

¿Qué opción elegir?

No existe una “mejor” opción universal, sino que todo depende de la edad del menor, el nivel de autonomía que queramos darle y el estilo educativo que estemos siguiendo. De esta manera, para niños pequeños de hasta unos 10 años, el efectivo puede ser útil como primera aproximación al valor del dinero y a la gestión básica.

A partir de 10–12 años se puede optar por tarjetas prepago ya que ofrecen un gran equilibrio, que permite al menor aprender a gestionar su saldo limitado, mientras el tutor puede mantener supervisión efectiva.

Más allá de estas edades, comenzando en la adolescencia, hacer Bizum o transferencias periódicas, que deben ir siempre acompañadas de orientación para el menor, sirven para su responsabilidad contando a la vez con total trazabilidad.

El seguimiento digital permite la aparición de conversaciones financieras constructivas: ¿qué compró?, ¿cómo lo decidió?, ¿ahorró para algo mayor? El consenso de los expertos indica que lo mejor es combinar una paga semanal con el desarrollo de ciertas responsabilidades y que se deben establecer reglas claras desde el inicio. Contar con este tipo de metas y límites fomenta la autodisciplina, sobre todo si viene con el acompañamiento de un adulto.