Educación

Cómo adaptar el aprendizaje a estudiantes neurodivergentes: estrategias prácticas en el aula y en casa

Usar apoyos visuales mejora mucho la experiencia de estos alumnos. Freepik
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MadridEn el ámbito educativo, cada vez se es más consciente de la diversidad existente en los alumnos, por lo que adaptar el aprendizaje a estudiantes neurodivergentes ya no es una opción, sino una necesidad pedagógica y ética. El término “neurodivergente” engloba a todas aquellas personas con condiciones como TEA, TDAH, la dislexia, la discalculia o la disortografía, entre otras.

Estas condiciones no se consideran discapacidades, sino formas diferentes de procesar la información, de comunicarse y de aprender. Por eso, reconocer estas particularidades y crear entornos inclusivos no solo beneficia al alumnado neurodivergente, sino que también enriquece a todo el aula.

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Una mirada científica y social actualizada

Los estudios en neuroeducación y pedagogía inclusiva han demostrado que las estrategias de aprendizaje adaptado no solo van a permitir una mejor integración de estudiantes neurodivergentes, sino que también favorecen el rendimiento global de todo el grupo. Algunas investigaciones de universidades como Stanford, Harvard o la Autónoma de Madrid respaldan enfoques como el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA), que propone múltiples formas de representación, expresión y compromiso para responder a las necesidades individuales sin etiquetar.

Además, organismos internacionales como la UNESCO o el Comité de Derechos del Niño recomiendan abandonar los modelos homogéneos de enseñanza y avanzar hacia propuestas más flexibles, centradas en el estudiante y sensibles a la diversidad cognitiva.

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Claves para adaptar el aprendizaje en el aula

Los docentes tienen un papel fundamental en este aprendizaje. Algunas estrategias que han demostrado ser eficaces en el contexto escolar son:

  • Flexibilizar los formatos de enseñanza: no todos los estudiantes aprenden de la misma forma. Se recomienda utilizar materiales visuales, auditivos y manipulativos para permitir que cada uno conecte con el contenido según sus fortalezas cognitivas.
  • Establecer rutinas claras y predecibles: para muchos estudiantes neurodivergentes, la anticipación reduce su ansiedad. Usar agendas visuales, horarios fijos y señales claras en clase es esencial para ellos.
  • Favorecer el trabajo por proyectos y el aprendizaje cooperativo: estas metodologías permiten roles diversos y también fomentan la colaboración, respetando los ritmos de trabajo de cada alumno.
  • Ofrecer opciones para demostrar lo que se ha aprendido: evaluar mediante pruebas orales, trabajos prácticos, presentaciones o portafolios evita que los estudiantes que tengan dificultades lectoras o de escritura se vean penalizados injustamente.
  • Fomentar la autorregulación y la metacognición: proporcionar herramientas para que el alumnado pueda identificar cómo aprende mejor, cuándo necesita ayuda o cómo se puede organizar de mejor manera es fundamental para su autonomía.
  • Colaborar con los equipos de orientación y las familias: la comunicación constante con profesionales y familias permite ajustar las estrategias a cada caso y detectar posibles necesidades que no están cubiertas.

Estrategias prácticas en casa: la familia tiene un papel importante

El entorno doméstico también puede ser un espacio de aprendizaje significativo para estudiantes neurodivergentes si se adoptan algunas recomendaciones:

  • Crear un ambiente predecible y sin sobreestimulación: en casa se pueden crear espacios tranquilos, con materiales organizados y una iluminación suave pero adecuada que favorezcan la concentración.
  • Establecer rutinas con apoyos visuales: con ayuda de las tablas de tareas, pictogramas o cronogramas diarios pueden organizar su tiempo y reducir el estrés ante lo inesperado.
  • Potenciar los intereses del niño o niña: muchas veces, los estudiantes neurodivergentes muestran un entusiasmo especial por determinados temas. Si se aprovechan estos focos de interés puede suponer abrir una puerta de entrada muy potente al aprendizaje.
  • Reforzar positivamente los logros y el esfuerzo: más allá de los resultados, valorar el proceso, la constancia o la capacidad de pedir ayuda mejora la autoestima y la motivación.
  • Practicar la escucha activa y la validación emocional: reconocer lo que siente el niño o niña, sin juzgar ni minimizar, contribuye mucho a un desarrollo emocional saludable y a una relación de confianza.
  • Buscar apoyos profesionales cuando sea necesario: se puede contar con psicólogos, logopedas o terapeutas ocupacionales que pueden ofrecer herramientas concretas y personalizadas según las necesidades que tenga el menor.

Utilizar la tecnología al servicio de la inclusión

Las herramientas digitales ofrecen cada vez más opciones para personalizar el aprendizaje. Algunas aplicaciones como ClassDojo, Kahoot o Genially permiten adaptar contenidos, evaluar de manera lúdica o facilitar la expresión multimodal.

Además, también existen lectores de texto, teclados virtuales, apps de organización o programas de dictado por voz que son los aliados ideales para estudiantes con dislexia, TDAH u otras condiciones.

Esto no quiere decir que se tenga que llenar la jornada de pantallas, sino que se puede hacer uso de la tecnología como un puente hacia el aprendizaje autónomo y motivador, y además, que se ajuste a cada perfil del alumnado.

Una educación verdaderamente inclusiva

La inclusión real va más allá de adaptar una actividad o dar más tiempo en un examen. Implica comenzar a cuestionar las prácticas escolares tradicionales, apostar por la diversidad como valor y garantizar que todos los estudiantes, sean neurodivergentes o no, tengan las mismas oportunidades para poder desarrollar su potencial.

Para conseguirlo, se necesita una implicación conjunta de administraciones, centros educativos, profesorado y familias. También se requiere que haya una formación continua en neurodiversidad, así como recursos materiales y humanos que permitan aplicar los principios de equidad e inclusión.