Lucía Álvarez, viguesa ciega, aprueba las oposiciones para ser profesora en Galicia: “Tengo una discapacidad, pero no es una limitación”
"Puede ser chocante al principio, pero creo que podemos aprender los unos de los otros. Es un aprendizaje mutuo", explica
Lucía quiere que sus futuros alumnos se sientan cómodos para preguntar y romper prejuicios
VigoLucía Álvarez, viguesa de 24 años, ha superado las oposiciones de Secundaria en la especialidad de Lengua Castellana y Literatura y en septiembre comenzará como funcionaria en prácticas. Lo hace con una particularidad que no la ha frenado nunca: es ciega. “Siempre he estudiado en centros ordinarios, pero con el apoyo de la ONCE, que me adaptaban los materiales. Eso hace que la inclusión sea mayor”, explica.
Desde pequeña tuvo claro que quería ser docente: “Siempre quise ayudar a los demás, enseñarles, aportarles algo útil. Por eso también soy voluntaria en la ONCE”. Esa vocación, junto con su esfuerzo y una preparación intensa en la academia Nós Oposicións durante el último curso, la han llevado a lograr una plaza en la enseñanza pública. En la primera prueba consiguió un 9,576 de nota.
La tecnología facilita la inclusión en el aula
Lucía se apoya en herramientas como el braille y la tecnología adaptada: “Desde 5º de Primaria utilizo un lector de pantalla. Es un programa que te lee lo que hay en el ordenador. Así podemos escribir, leer y comunicarnos con personas que no saben braille. Además, el braille ocupa mucho espacio, así que se complementa muy bien con la tecnología”.
Durante la carrera de Ciencias da Linguaxe e Estudos Literarios por la especialidad de Filología Hispánica hizo prácticas en el centro de recursos educativos de la ONCE en Pontevedra. Y durante el máster de Profesorado en el CPR Plurilingüe Alborada, ya como docente. “Trabajar con adolescentes me dio una mínima experiencia. Aún me queda mucho por aprender, pero intentaré hacerlo lo mejor posible, intentando que el alumno no lo note”, comenta con una sonrisa.
Un aprendizaje mutuo
Sabe que su llegada al aula puede generar preguntas. “Algunos tendrán dudas. Otros no entenderán cómo una profesora que no ve puede dar clase. Pero también habrá alumnos que lo entiendan perfectamente porque tienen personas con discapacidad a su alrededor. Puede ser chocante al principio, pero creo que podemos aprender los unos de los otros. Es un aprendizaje mutuo, como siempre ocurre en la educación, pero en este caso puede serlo aún más”, explica.
Lucía quiere que sus futuros alumnos se sientan cómodos para preguntar y romper prejuicios: “Tengo una discapacidad, sí, pero otra persona puede tener cualquier otra circunstancia. Eso no debe impedir trabajar ni llevar una vida normal”.
Y defiende que la accesibilidad en las aulas es clave para los alumnos, también para los docentes: “Hay muchos profesores con discapacidad visual. Si el aula es accesible, no debería haber ningún problema. Obviamente hay disciplinas con más dificultades, pero no sólo en la docencia. Lo importante es no poner la venda antes de la herida. Muchas veces lo que falta es información”.