El profesor de piano de Asunta recuerda a su brillante alumna 12 años después de su muerte: "Tenía una facilidad impresionante para retener las cosas"
Martín Millán Torrado, el que fuera profesor de piano de Asunta, recuerda el perfil de su alumna y cómo era la relación con sus padres
El blog que abrió la pequeña Asunta antes de su muerte: tres publicaciones previstas y un relato misterioso
Este domingo 21 de septiembre se cumplen 12 años del asesinato de Asunta Basterra, la niña de origen chino que conmovió a toda España al aparecer muerta en una pista forestal de Teo, en A Coruña, en 2013. Sus padres adoptivos, Alfonso Basterra y Rosario Porto, fueron condenados a 18 años de prisión por el crimen, un caso que aún hoy mantiene preguntas sin respuesta sobre el móvil.
Con motivo del aniversario, el portal web de 'Informativos Telecinco' ha accedido al testimonio del profesor de piano de Asunta, Martín Millán Torrado, alguien que trató con ella de tú a tú y que aún guarda viva la imagen de su alumna, una adolescente cuya alegría y aptitudes ya destacaban a los 12 años.
"La habilidad de Asunta para aprender, desde luego, era superior a lo normal por la edad", explica el profesor. "Tenía una facilidad impresionante para retener las cosas. No podía ser Mozart porque Mozart se dedicaba solo a la música, y ella hacía muchas cosas. Pero incluso dedicándose a tantas, estaba por encima del nivel del resto de niños de su edad y en sus mismas condiciones. Pudo ser un gran talento, pero no lo hemos podido saber", agrega.
Martín Millán Torrado, sobre el asesinato de Asunta: "Fue una cosa muy sorpresiva"
En las clases, que eran individuales y de 18:00 a 19:00 un día o dos a la semana, la niña se mostraba discreta: "Conmigo era muy calladita. Hablábamos de música y de lo que correspondía con el piano". El profesor destaca que sus padres siempre se mostraban muy atentos: "Lo más extraño de este asunto para mí es que los padres se desvivían por ella. Se preocupaban por todo. Pero luego te enteras de lo que pasó y te preguntas qué preocupación era esa".
Millán Torrado recuerda que Asunta solía acudir acompañada por alguno de sus progenitores cuando la conoció, aunque el tiempo empezó a desplazarse sola. La última vez que la vio fue nueve días antes del crimen, el 13 de septiembre de 2013, cuando acudió con Alfonso y Rosario para tratar la matrícula del cuarto curso. "Fue una cosa muy sorpresiva", confiesa sobre el asesinato. "Yo pensé que podía ser una cosa de su casa, pero eso no me entraba en la cabeza", añade.
Asunta pudo haber estado sometida a una gran presión desde su infancia
La vida de Asunta habría estado marcada por la presión. La periodista Tereixa Navaza -portavoz de la familia tras el asesinato- relató en una entrevista con un podcast de 'RTVE' que la niña no podía tener muchas amistades porque "no paraba de trabajar": piano, inglés, chino, alemán... En una ocasión, cuando Navaza coincidió con la familia, la madre de Asunta celebró que la niña había comenzado a estudiar alemán y disfrutaba en las clases. "No mientas, mamá. Te interesa a ti", habría respondido la propia Asunta. Navaza recordaba también que tras la repentina muerte de sus abuelos maternos, con quienes tenía un vínculo muy estrecho, "cambió un poco su actitud" y comenzó a sentir que sus padres "no la querían". La periodista apuntó además que "la niña percibía cosas" respecto a la muerte inesperada de los abuelos y que Rosario y Alfonso "se asustaron" de que empezase "a cantar".
Otro de los episodios menos conocidos del caso es el blog que Asunta abrió en julio de 2012, poco después de la muerte de sus abuelos maternos en extrañas circunstancias. Escrito en inglés, estaba concebido como un espacio de relatos de misterio sobre los parques de Santiago. La niña se autoproclamaba 'jefe de los cazadores de fantasmas' y publicó un par de entradas con historias siniestras. El proyecto quedó interrumpido de forma repentina, pero con el tiempo algunos quisieron vincular el macabro tono del blog con el contexto familiar que vivía la menor.
La inocencia que clamaban los padres y la nueva relación sentimental de Alfonso Basterra
La herencia, los negocios fallidos de Rosario Porto y su relación extramatrimonial, las denuncias por supuestos robos de joyas o las estancias en psiquiatría formaron parte de la trama que rodeó a los padres de Asunta. Ninguno de ellos confesó nunca el motivo del crimen. Porto, que meses antes del crimen presentó un comportamiento extraño, llegando a asegurar que echó de su casa a un ladrón que atacó a su hija, se suicidó en prisión en 2020, y Basterra sigue cumpliendo condena.
Basterra, de hecho, sigue aferrado a su inocencia, pero intenta rehacer su vida. En febrero pidió el traslado de la cárcel de Teixeiro (A Coruña) a la de Topas (Salamanca), tras negársele en varias ocasiones el tercer grado. Según fuentes penitenciarias, mantenía desde hacía meses una relación con una mujer de Salamanca. En Teixeiro había quedado aislado, sin visitas y sin trabajo, y su actitud era arrogante con los funcionarios. En Topas, en cambio, se muestra sumiso y colaborador. Nunca ha pedido perdón ni reconocido el crimen. Además, respecto a 'Cito', el libro que publicó y que dedicó a Asunta en las primeras páginas, podría estar planeando escribir una segunda parte, pero esto no se ha confirmado.
El horror al que fue sometida la pequeña Asunta hasta su muerte
El crimen de Asunta Basterra Porto -nacida Asunta Yong Fang- ocurrió el 21 de septiembre de 2013. Ese día, la niña fue llevada desde Santiago, donde residían, al chalet de Montouto, propiedad de los padres de Rosario Porto. Allí, según el sumario, habría sido sedada y asfixiada. Tras su muerte, su cuerpo fue trasladado en un coche propiedad de uno de sus padres hasta una pista forestal en Teo, donde fue hallado sin vida al día siguiente. La investigación reveló que había ingerido al menos 27 pastillas de Orfidal (lorazepam) de 1 mg el día de su muerte. Además, se encontraron restos de lorazepam y nordazepam en su cabello, confirmando un consumo repetido durante los meses previos -la niña le dijo a una profesora que le dieron unos "polvos".
La causa de la muerte fue determinada como asfixia por sofocación, compatible con estrangulamiento manual, y no se hallaron signos de defensa ni lesiones externas significativas. El cuerpo presentaba huellas de ligaduras en brazos y tobillos, y se encontraron cuerdas plásticas naranjas en el lugar del hallazgo que coincidían en material y grosor con cuerdas halladas en la vivienda de Montouto. La investigación concluyó con la condena de ambos padres, a través de la prueba indiciaria, a 18 años de prisión por asesinato con agravante de parentesco y abuso de autoridad. Un crimen orquestado de forma conjunta y premeditado. Se barajó con la hipótesis de que Asunta podía recibir una importante herencia de sus abuelos maternos y se comprobó que no era así. Y se sospechó que podía estorbar y que por ello decidieron quitársela de enmedio, pero tampoco se pudo corroborar como tal. El móvil del asesinato sigue sin esclarecerse, y el caso Asunta continúa rodeado de incógnitas. Pero su recuerdo sigue vivo.