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El rostro de Laura de Chiclana ha ocupado las pantallas de todos los españoles desde que dio comienzo el conflicto en Ucrania, y ahora también desde la guerra entre Israel y Gaza. Con su filosofía de "vivir por los demás" la sevillana ha permanecido en el campo de batalla en diferentes conflictos, y el último ha sido el de Israel. Una labor impecable durante dos años que le ha llevado a recibir un galardón en la categoría Juventud de los Premios Emilio Castelar.
Desde 2022, cuando se desató la invasión de Rusia a Ucrania, Laura está viajando entre los puntos donde se dirime el escenario convulso de estos tiempos: Ucrania, Israel, Gaza. En una de las paradas en Madrid de la periodista, que llegaba desde Israel y se preparaba para poner rumbo de nuevo a Ucrania, tuvo tiempo para reflexionar sobre su experiencia como reportera de guerra en una entrevista con la web de Informativos Telecinco.
Ser mujer y corresponsal de guerra no es tarea fácil. En un escenario en el que destaca la cantidad de hombres por encima de las mujeres, la periodista andaluza ha tenido que convivir con una serie de piedras en el camino ajenas a la guerra: "Nosotras como mujeres tenemos más obstáculos. No solo tenemos que pensar en hacer bien nuestro trabajo sino también en cómo hacerlo y en luchar para ser igual de respetadas que nuestros compañeros", confesó en la entrevista.
Lidiar mentalmente con el conflicto es uno de los aspectos más complicados de su labor, pero los comentarios externos que ha recibido a su alrededor también le han provocado dolores de cabeza: "He sufrido discriminación en la guerra, y muchísima, hasta el punto de querer abandonar el periodismo".
El apoyo de su familia y su fortaleza mental la mantuvo al pie del cañón: "Que un hombre no sea quien dicte tu futuro, que seas tú misma la que tome las decisiones. Es muy duro y la gente a veces no lo comprende".
"Es algo innegable que somos menos mujeres que hombres, pero he conocido a mujeres que se han convertido en mis ídolos. Son valientes, perseverantes y no tienen miedo al que dirán y al cómo hacer las cosas", nos dijo.
La corresponsal estuvo detenida hace algunos meses junto a otros periodistas en una comisaría de Israel: 'Querían quitarnos de en medio y no querían que grabásemos algo que para ellos no debíamos'. Laura vivió la detención 'tranquila': 'Al detener a tantos periodistas juntos es más complicado que te suceda algo, siempre hay alguien con un contacto para intentar sacarte'.
Estuvieron detenidos primero al borde de Gaza, y después la policía les llevo a comisaría: 'Salió el comisario del despacho y al ver a tanta prensa volvió a meterse, creo que no se esperaba que fuésemos tantos los detenidos, creo que nos libramos por eso'.
Si hay algo que tiene claro la periodista es que su futuro seguirá estando ligado al campo de batalla de los conflictos bélicos: 'No sé lo que va a ser de mí, pero tengo muy claro que este es el camino. Tengo unas metas claras, y seguiré yendo a conflictos', confesó.
En 2022, Laura estuvo viviendo en Ucrania para realizar la cobertura de la guerra. Desde allí nos contó su experiencia en exclusiva. Con breves pausas para descansar en su ciudad, Sevilla, ha estado yendo y viniendo según lo que requiriera la agenda informativa. A comienzos de este año volvió para cubrir el segundo aniversario de la guerra en Ucrania pero luego tuvo que regresar a Israel para retomar la cobertura del conflicto con Gaza. "Tengo una vida complicada", reconoce la periodista pero no va a claudicar. Y el premio Emilio Castelar le ha dado un nuevo impulso.