Bruselas advierte a Hungría de tener herramientas para combatir las enmiendas en contra de la comunidad LGBTQ+

Hungría se convierte, en medio de protestas en la calle, en el primer país de la Unión Europea que enmienda su Constitución para negar derechos a parte de sus ciudadanos. Lo hace a través de dos enmiendas. La primera niega la existencia de transexuales en el país. Sólo hay dos sexos, declara el texto, hombre y mujer. La segunda limita el derecho de reunión de la población LGTBI.

Entre los eventos que con este giro Víktor Orbán pretende reprimir están las celebraciones, por ejemplo, del Día del Orgullo porque, según él, hacen daño a los menores, a pesar de que no hay ninguna prueba científica. La Comisión Europea ya ha denunciado a Hungría ante la Justicia por vulnerar derechos fundamentales. Según informa Lluís Tovar, estamos hablando de un asunto de extrema gravedad.

Prácticamente ningún país de la Unión Europea había ido tan lejos en la vulneración de derechos fundamentales. Preocupa el fondo de la ley, pero también las formas. Concretamente, por ejemplo, que se permitan los reconocimientos faciales para castigar a aquellos que incumplan la normativa. Todo sucede, además, en un momento en el que la atención mediática está mirando más hacia Washington. Pero Bruselas ya avisó hace dos semanas que va a estudiar con detalle esas dos enmiendas y que tiene herramientas para combatirlas. Desde abrirle un procedimiento de infracción a Hungría, congelar fondos europeos o, en el caso más extremo, proponer que se le suspenda su derecho a voto.

Beatriz Martos: "Vamos a emitir una acción urgente y vamos a a abrir también una recogida de firmas"

El Parlamento ha cruzado para muchos una línea roja contra la comunidad LGBTQ+. Dentro de la Cámara se ha aprobado una controvertida enmienda constitucional que niega la transexualidad. Se ha aprobado 40 votos a favor y solo 21 en contra, a pesar de las protestas a bocinazos del partido minoritario Momentum. Hungría solo reconocerá dos sexos, el masculino y el femenino, y dejan el limbo a miles de personas.

"Vamos a emitir una acción urgente y vamos a a abrir también una recogida de firmas dirigidas a las autoridades húngaras", señala Beatriz Martos, responsable de campañas en Amnistía Internacional. El partido mayoritario de Orbán refuerza así la legislación aprobada el 18 de marzo, que prohíbe la marcha anual del Orgullo. Afirman que el evento es perjudicial para los niños y que la protección de la infancia prevalece sobre los derechos fundamentales, como el derecho de reunión y de expresión. Una ley que permite a las autoridades utilizar herramientas de reconocimiento facial para identificar a personas que asistan a eventos prohibidos.

"Tanto que organicen como que asistan a este tipo de manifestaciones o de reuniones", precisa Martos. "Claro que sí ¿Para qué salir con tus amigos cuando puedes vivir cómodamente encerrada entre cuatro paredes?", decía una mujer en una marcha. Este fin de semana, miles de húngaros burlaban las medidas marchando en el centro de Budapest. Vestidos de gris con pancartas de 'muerte a los colores' o 'estar uniformado mola'. "Todos de gris", ironizaban. "Básicamente, porque todos somos oscuros por dentro", precisaban. Y eso no es todo, los húngaros con doble nacionalidad con un país no europeo podrían perder su ciudadanía si por razón de sexo fuesen considerados una amenaza para el orden público.

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