"Casi gané": el frustrante (y adictivo) fenómeno de quedarse a un número del premio y su explicación científica
Saber que nuestro cerebro está siendo “engañado” por una activación sin recompensa real permite tomar decisiones más racionales
¿Por qué hay personas que ganan varias veces la lotería? Casos reales y teorías detrás de la suerte repetida
Te quedaste a solo un número del gordo. No ganaste, pero estuviste a punto. ¿Y si vuelves a intentarlo? Esta experiencia, tan común en la lotería, la ruleta o las apuestas deportivas, tiene nombre en psicología: near miss o "fallo por poco". Y aunque objetivamente es una derrota, el cerebro la interpreta como una victoria frustrada. El resultado: más emoción, más enganche… y más probabilidad de repetir.
Un disparo de dopamina sin recompensa
Diversos estudios han demostrado que las experiencias de near miss activan los mismos mecanismos neuronales que las victorias. Un artículo publicado en Nature Neuroscience por Luke Clark, de la Universidad de Cambridge, observó mediante resonancia magnética que los jugadores de máquinas tragaperras mostraban una fuerte activación del estriado ventral , una zona cerebral relacionada con el sistema de recompensa, incluso cuando no ganaban, siempre que el resultado se quedaba cerca de la victoria.
Esta activación dopaminérgica sin premio real genera una sensación de “estoy a punto”, que potencia el deseo de volver a intentarlo. Como explica la American Psychological Association, ese estímulo intermitente y frustrado es una de las bases del refuerzo adictivo.
Otro factor clave que explica la fuerza emocional de un near miss es el pensamiento contrafactual. Al quedarnos cerca, el cerebro genera de forma automática una narrativa alternativa: “si hubiera salido el 24 en vez del 25…”. Esa facilidad para imaginar el desenlace deseado refuerza el impacto emocional de la experiencia.
Según investigadores de la Universidad de Granada, este tipo de pensamientos influyen poderosamente en nuestras decisiones, ya que el ser humano tiende a sobrevalorar los escenarios alternativos más plausibles. Y si el premio parecía estar “casi” en tus manos, el deseo de repetir la experiencia se multiplica.
Falacia del jugador: “la próxima será la buena”
Esta ilusión de proximidad también se vincula con otra distorsión cognitiva frecuente en el juego: la falacia del jugador. Según esta creencia, cuanto más cerca hemos estado de ganar, más probable es que la siguiente jugada sea la acertada. Y aunque las probabilidades objetivas no cambien, la percepción subjetiva del jugador sí lo hace.
El Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales (DSM-5) incluye este tipo de sesgos como indicadores del trastorno por juego, precisamente porque distorsionan el juicio y favorecen la persistencia en actividades de puro azar.
Aversión a la pérdida y enganche emocional
Estudios de economía conductual han mostrado que el ser humano no percibe las ganancias y las pérdidas de forma simétrica. Perder duele más que lo que satisface ganar la misma cantidad, un principio conocido como aversión a la pérdida. Y en el caso de un near miss, la pérdida se percibe como más dolorosa aún, precisamente porque la recompensa parecía al alcance.
Este cóctel emocional genera un bucle de frustración, euforia anticipada y ganas de revancha que alimenta la conducta repetitiva. No se trata solo de dinero, sino de expectativas, deseo y sistema límbico.
¿Cómo resistir?
Entender los mecanismos detrás de este fenómeno puede ayudar a desactivar su atractivo. Saber que nuestro cerebro está siendo “engañado” por una activación sin recompensa real permite tomar decisiones más racionales. Además, organizaciones como FEJAR recomiendan establecer límites económicos y temporales antes de participar en juegos de azar, así como evitar juegos que impliquen resultados “casi acertados”.
No ganaste, pero estuviste cerca. Y ese “casi” puede ser más peligroso que una derrota clara. El near miss es una ilusión cerebral poderosa que mezcla biología, emociones y sesgos cognitivos. Comprender su funcionamiento es el primer paso para no caer en su trampa.