Sorteo de Navidad

Lotería de Navidad 2025: por cada décimo vendido, el dueño de la administración se queda 90 céntimos

Una administración de lotería.. Europa Press
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Cada 22 de diciembre, los ojos de millones de españoles se clavan en el bombo de la suerte, en los niños de San Ildefonso y en ese ritual nacional que es el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad. Se reparten miles de millones, se forman colas interminables en las administraciones más mediáticas y las cámaras se cuelan entre las estanterías repletas de décimos. Pero, ¿cuánto gana realmente el lotero por cada uno de esos boletos que vende?

La respuesta es sencilla, y se limita a 90 céntimos por cada décimo de la Lotería de Navidad, que tiene un valor de 20 euros. Este dinero corresponde a la comisión del 4,5% correspondiente a cada venta, fijada por la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado, que lleva años sin cambiar a pesar del incremento del coste de vida.

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Un negocio de volumen, no de margen

Aunque vender lotería pueda parecer un negocio lucrativo cuando se forman colas que rodean la manzana o se agotan series completas en días, la realidad es que el margen para los responsables de las administraciones es mínimo. Por eso, la rentabilidad no está en el beneficio unitario, sino en el volumen total de décimos vendidos durante la campaña navideña, que puede extenderse de julio a diciembre.

Al tratarse de un producto gestionado íntegramente por el Estado, a través de SELAE, el precio es fijo, la distribución está controlada, y los puntos de venta oficiales, ya sean estos las administraciones clásicas, terminales en estancos, librerías o quioscos, tienen una comisión predefinida que no pueden alterar.

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Esta comisión varía en función del sorteo y, por ejemplo, en el Sorteo Extraordinario del Niño es del 6%, para un total de 1,2 euros de beneficio por décimo para la administración. Este porcentaje del 6% es el estándar para la mayoría de juegos de SELAE.

En algunos casos, como los terminales autorizados en otros negocios que no son administraciones puras, el porcentaje puede reducirse incluso más, dado que comparten la comisión con SELAE o con el titular de la red de distribución.

¿Qué margen queda tras los gastos?

Del euro que muchos ciudadanos creen que se embolsa el lotero por décimo vendido, no todo es beneficio limpio. A esa comisión hay que restarle impuestos, gastos de personal, alquiler del local, suministros, comisiones bancarias por ingresos o pagos, y en algunos casos, el coste de posibles seguros o inversiones tecnológicas como alarmas, terminales seguros, conexión con SELAE, etc...

Por tanto, parece claro que no es oro todo lo que reluce, y que no se trata de un negocio tan rentable como parece. Al final, se gana más si se vende mucho, pero hasta llegar a ese punto hay un punto de incertidumbre que depende de los clientes que acudan a la administración. 

Y es que, salvo excepciones como Doña Manolita o La Bruixa d’Or, cuyos nombres venden décimos casi por sí solos, la mayoría de administraciones venden menos volumen del que se piensa. En muchos casos, los ingresos por lotería no cubren por sí solos el negocio, y deben complementarse con otros productos, como juegos activos como la Primitiva, la Bonoloto, los Euromillones, o añadir otros servicios auxiliares prestados desde la administración.

¿Y si toca el Gordo?

Una creencia habitual es que, si en una administración se reparte el Gordo, sus responsables ganan más dinero. Pero eso no es exactamente así. Las comisiones no se modifican por premio repartido, y la administración se queda con los 90 céntimos por décimo, independientemente de los premios. Eso sí, el impacto mediático puede disparar las ventas en años posteriores. En el sector se conoce como el “efecto arrastre”: al año siguiente, muchas personas acuden a esa misma administración buscando repetir la suerte, lo que puede duplicar o triplicar el volumen de ventas en temporada alta.

Por tanto, no hay ingresos extra por premio vendido… pero sí una ganancia en notoriedad que puede convertirse en ingresos sostenidos.

Otra cosa es que las administraciones gestionan directamente el pago de los décimos con premios menores, y ahí sí que pueden llevarse una comisión extra por la gestión y custodia del metálico y los boletos premiados. 

Un ingreso modesto que sostiene una red nacional

El 22 de diciembre es una fiesta nacional del azar. Pero detrás de cada décimo vendido, hay un margen de menos de un euro para quien lo entrega al cliente. En un país con más de 11.000 puntos de venta autorizados por SELAE, la red de loterías se sostiene más por tradición y vocación que por rentabilidad inmediata.

Para muchas administraciones pequeñas, vender Lotería de Navidad no es tanto un negocio como un acto de resistencia comercial. Y por cada “Gordo” mediático, hay cientos de puntos de venta que sobreviven, décimo a décimo, con esos 90 céntimos que se quedan en caja.