Trasplantes

Ana donó sus órganos tras fallecer por eutanasia con 27 años: "Su corazón volvió a latir en otra persona"

Ana Segundo Urbano pidió donar todos sus órganos tras solicitar la prestación de ayuda para morir. Cedida
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Ana Segundo Urbano falleció por eutanasia a los 27 años el pasado 27 de enero de 2023. Sus padres, Puri y Salvador, no olvidan esa fecha. Tampoco el sonido de los monitores cardiacos: ese 'piiiii' continuo, "largo y agudo", que les avisó de que el corazón de su hija se había apagado, tal y como ella había elegido, después de despedirse de toda su gente.

"Hemos escuchado el final de su latido y no vamos a oír el principio, pero en otro quirófano ese 'pii pii pii' se volverá a encender gracias a que Ana decidió donar sus órganos", recordó Puri, mirando a Salvador. Dos meses después, gracias a una carta anónima, supieron que "el corazón que dejó de latir en Ana volvió a latir en otra persona".

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"Nos hicieron llegar una carta que decía: 'Estoy vivo gracias a esto. Voy a hacer todo lo posible por cuidar este corazón'. En medio de tanto dolor no hay nada que te pueda consolar, te vienen muchos recuerdos, pero saber que el deseo de Ana de donar sus órganos se había cumplido, para nosotros fue muy gratificante. Sirvió para lo que ella quería", cuenta Salvador en una videollamada. "Recibir esa carta… en un momento tan duro, fue vida".

"Ella lo tenía clarísimo desde pequeña. Cuando cumplió 18 años, lo primero que hizo fue donar sangre y hacerse donante de órganos", añade Puri.

La donación tras la eutanasia

Según las últimas estadísticas del Ministerio de Sanidad, el 13% de las personas que fallecen por eutanasia en España son donantes de órganos. Hasta el 31 de diciembre de 2024, 154 personas decidieron donar sus órganos tras fallecer por eutanasia, lo que permitió que 442 pacientes recibieran un trasplante.

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"La ley de eutanasia entró en vigor en 2021, y fueron los propios pacientes quienes solicitaron donar sus órganos una vez fallecieran. A partir de ahí creamos un protocolo", explicó Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), durante el XX Encuentro entre profesionales de la comunicación y coordinadores de trasplantes en San Lorenzo de El Escorial (Madrid), donde se presentó la estrategia 2026-2030 de la ONT, que ya incluye estas donaciones.

Un corazón que volvió a latir

Ana nació con espina bífida —una afección en la que la columna vertebral y la médula espinal no se forman adecuadamente— y, pese a las complicaciones, durante años llevó "una vida bastante normal". Todo cambió cuando se le comenzó a acumular líquido en la zona lumbar, lo que presionaba su médula. Fue operada, pero la intervención no mejoró su situación y su estado se deterioró progresivamente.

"Tenía unos dolores que no se calmaban ni con paliativos y en un momento dado se enteró de cuál podía ser su final: perdería movilidad hasta quedar postrada en cama sin poder mover más que los ojos y, probablemente, moriría asfixiada. No soportaba el dolor y no había solución posible; tampoco podían realizar una segunda intervención", explica Salvador.

"Llegó un momento en el que ya no pudo más y planteó solicitar la eutanasia. Primero se lo comentó al cirujano que la operó, pero él no accedió. Entonces lo pidió directamente a los servicios médicos del Hospital Gregorio Marañón y, a partir de ahí, el proceso fue bastante rápido", relata Puri.

Elegir tu final de vida en un ambiente cálido, acogedor e íntimo

Tras pasar por el médico responsable y el médico consultor —figuras clave en la valoración de la solicitud de eutanasia—, Ana expresó su intención de donar sus órganos. "Quería que sirvieran para algo; decía: 'Quiero que al menos puedan dar la oportunidad a otras personas de tener una vida que yo no voy a tener'". En ese momento conocieron a Braulio de la Calle, jefe de sección del Servicio de Medicina Intensiva y coordinador de Trasplantes del Hospital Gregorio Marañón, a quien hoy agradecen profundamente su labor.

"El perfil de quienes solicitan la eutanasia suele ser el de pacientes que han sufrido durante mucho tiempo, que han asumido que su enfermedad no tiene cura y que no desean seguir viviendo en esas condiciones, por lo que piden la prestación de ayuda para morir", explica Ana Isabel Tur Alonso, coordinadora de trasplantes del Hospital La Fe (Valencia).

"Cuando te llaman, por lo general, ya quieren ser donantes y te piden que les ayudes a planificar su final. Hay que establecer un vínculo con empatía, transparencia y profesionalidad. Es fundamental dejar claro que la eutanasia y la donación de órganos son procesos totalmente independientes y con equipos profesionales distintos, aunque haya un momento en el que nos lleguemos a unir. El consentimiento para donar no se firma hasta que se aprueba la prestación de ayuda para morir, y esta se cumplirá independientemente de si dona o no".

Tur insiste en que es esencial explicar todos los pasos: qué se realizar y qué no, y cómo se desarrollará el proceso. "En estos casos la eutanasia debe realizarse en el hospital y el fallecimiento ocurre en quirófano, pero aun así pueden elegir si quieren estar acompañados. Antes de que llegue el día hay muchas conversaciones con el paciente, y siempre hay que procurar un ambiente cálido, acogedor e íntimo". Durante este tiempo, se resuelven dudas tanto del paciente como de la familia.

Además, en los días previos también se suelen realizar pruebas para evaluar si los órganos son válidos, siempre que el paciente acceda. "Por ejemplo, un análisis serológico básico para descartar enfermedades infecciosas, porque si hubiese una contraindicación, el paciente podría fallecer en casa, ya que no va a poder donar", señala Tur.

Después se consensúa un día y una hora. La familia se despide, el paciente es sedado y trasladado al quirófano, donde la familia puede acompañarle hasta el último momento si así lo desea.

"Quiero daros las gracias… y perdón por el trabajo que os voy a dar"

El miércoles anterior al viernes en que Ana falleció, le realizaron las pruebas para valorar la salud de sus órganos. "Ana tenía miedo de que no fueran compatibles por toda la medicación que tomaba, sobre todo el hígado. Hasta el último momento estuvo preocupada. Quería donar la mayor cantidad posible", recuerda su madre.

Puri y Salvador describen a Ana como una persona alegre y expansiva. "A pesar de vivir una situación crítica, mantuvo una vida social lo más abierta posible. Se despidió de todos sus amigos con paz y naturalidad. Cuando llegó el día, se despidió de las gatas y nos fuimos con ella al hospital".

"Unos segundos antes de quedarse dormida, miró a todos los profesionales que estaban allí y les dedicó unas palabras", cuenta Salvador. Les dijo: "Quiero daros las gracias porque vais a hacer que cumpla el sueño que tengo desde pequeña de donar mis órganos… y también pediros perdón por el trabajo que os voy a dar hoy".

"A lo largo de la carrera de un coordinador de trasplantes, todos tenemos algún caso que nos marca especialmente; sin duda, para mí el de Ana fue uno de ellos", afirma Braulio de la Calle. "Pasas de hablar con familias que acaban de perder a un ser querido a hablar con la propia persona que va a fallecer y que quiere donar sus órganos. Es emocionalmente exigente, pero también enormemente gratificante al saber que cumplíamos el deseo de Ana. Y más aún cuando supimos lo que esto significó para sus padres".

El legado de Ana

"A cualquier padre le cuesta dejar ir a un hijo, pero teníamos claro que un hijo no es tu propiedad", reflexiona Salvador. "Ella era mayor de edad y tenía derecho a elegir. Era su cuerpo, su sufrimiento. Por mucho que nos rompiera el corazón, lo teníamos claro. Ella tuvo dudas por el daño que nos podía causar. Hablamos muchísimo. Le decíamos que no pensara en nosotros, que pensara en ella. No queríamos sumarle más dolor. Era su derecho". A raíz de su historia, muchos amigos y familiares se han hecho donante.

"Cuando escuchas en el quirófano cómo el latido de la persona a la que más quieres se para, no puedes quitarte ese pitido de la cabeza, pero saber que ese latido lo tiene ahora otro ser humano y que lo va a cuidar… es la manera de poder dejar de escucharlo a diario".