Jorge Javier: ¿Qué tal Dioni? Se ha puesto todo el público en pie para recibirte, ¿cómo te sientes? Esto es lo que se conoce como caer en gracia, ¿no?
Dioni: Yo creo que sí, porque nunca en mi vida me habían aplaudido tanto, ni me había recibido tan bien.
Jorge Javier: ¿Conoces a Aída, la hija de Mª Ángeles? ¿Qué te parecía Aída antes de conocer a Mª Ángeles?
Dioni: Me habían contado que la forma de ser de ella era un poco áspera, pero conociendo a la madre, de tal palo, tal astilla, imagino que será igual de buena, trabajadora y luchadora.
Jorge Javier: No imagines tanto. Tu estado de salud, ¿cómo estás?
Dioni: Tengo la pierna más apretada que la tuerca de un submarino, pero bien, gracias a Dios. He estado animado hasta última hora de que hubiera una posibilidad de volver, pero bueno, hay que saber perder también.
Jorge Javier: Estás mucho más joven.
Dioni: Es que me he puesto el peluquín.
Jorge Javier: La casona os envejece.
Dioni: Yo creo que sí. Hay situaciones extremas de hambre.
Jorge Javier: Vivir con Leticia, por ejemplo.
Dioni: Pero Leticia, dentro de lo que cabe, no supera a mi querida amiga Blanca.
Leticia: Lo único que tengo que decirte Dioni es que son una vergüenza todas las mentiras, y como mujer…
Raúl: ¡Que te calles!
Leticia: Lo único que te puedo decir es que para mí los héroes son la gente que barre las calles, que limpia los baños públicos, la gente que construye a diez grados bajo cero, esos son mis héroes, pero tú tal y como has humillado y vejado a las mujeres, especialmente a mí, eras un héroe, pero sales como un ladrón, un villano y un falso.
Jorge Javier: Tienes también aquí a Sonia Baby, ¿quieres decirle algo?
Dioni: Que qué tal se encuentra, la veo guapísima.
Sonia: Bien, muchas gracias. Yo, sinceramente, decirte que sé que te pierden las formas, que a veces dices las cosas como no son, cuando escuché lo que dijiste de mí me dolió muchísimo. Sé que cuando me fui me pediste perdón y me dijiste que hablaríamos. Yo no te voy a decir las cosas gritando, ni me voy a levantar a faltarte el respeto, pero creo que tenemos que hablar, porque yo soy buena persona y no quiero ir con el mal contigo. Si puedo tener tu amistad, muy bien, pero antes me encantaría hablar contigo y solucionar este problema. Espero que esas formas, algún día, te desaparezcan porque diciendo estas cosas no ganas nada, y menos a una mujer, que está muy feo, pero si te puedo dar mi amistad, yo encantada.
Dioni: Si te he herido te pido perdón. Tú sabes que yo estaba sufriendo el mono del tabaco durante ochenta días, estuve en un hórreo durante siete días solamente con lo puesto, sin comida, pasando frío, afortunadamente vosotras gozabais de tener una huerta, unas gallinas y demás, pero ese sufrimiento es una situación que hizo que me comportara así, pero verás ahora que mi comportamiento real dista mucho de eso.
Jorge Javier: Antonio David también está aquí, ¿quieres decirle algo?
Dioni: Ha sido una persona que me ha contrariado mucho.
Jorge Javier: Antonio David te acusa y dice que guardabas comida.
Dioni: En absoluto, jamás he guardado comida.
Jorge Javier: ¿Antonio David miente?
Dioni: Por supuesto, como siempre, ha mentido y ha traicionado. Con él comencé bien, porque era el único que se acercaba al hórreo a llevarnos comida, pero luego me enteré que no concuerda la cantidad que le daban con la que traía, o sea, que se la comía por el camino.
Antonio David: No, eso es lo que tú dices, pero yo te puedo decir que cuando sucede eso era la primera semana, precisamente está aquí Bárbara que era la capataza, yo era su ayudante, y bajaba a daros la comida. Tu enfado viene del momento en el que cocina Bárbara la gallina y te quedas alucinado porque vuestra ración era la misma que la nuestra, una tira de gallina, pero te enfadas porque crees que es poco, pero yo te expliqué que sólo había una gallina.
Jorge Javier: Dioni, ¿por qué crees te traiciona Antonio David?
Dioni: Porque cuando más o menos nos llevamos bien es jueves y toca cámara es cuando me acusa de lo del jamón, cuando no es eso, me dice que soy delincuente, pero yo soy delincuente de 300 millones, no de una multa 300 euros que le quita a un turista y no la paga, y más siendo guardia civil.
Antonio David: Yo no voy a faltarte Dioni, no me voy a poner a tu altura.
Dioni: No te vas a poner a mi altura porque te faltan 13 centímetros.
Antonio David: Yo lo único que recuerdo es que tuvimos una conversación cuando salí, tuvimos una conversación como dos hombres, nos dejamos ahí las cosas que creímos que nos teníamos que dejar ahí. El concurso es el concurso, esto es otra cosa, yo no voy a entrar a descalificarte en ningún momento, pero sí me gustaría hablar contigo y aclarar ciertas cosas.
Jorge Javier: ¿Te ha defraudado David?
Dioni: Sí, me defraudó. Lo que ocurre es que cuando él se fue me dijo, ‘Dioni, si quieres algo de la ropa que más te guste, yo te la voy a dar’. Entonces, yo le contesté: ‘Es fácil que lo estés diciendo para el salón, porque nos están vigilando continuamente, pero voy a olvidar todas las tropelías que me has hecho y me voy a quedar con esto último que me has dicho, que es un buen recuerdo de ti, ya nos veremos.